"Siempre fue muy obsesivo, quería ser piloto por encima de todo, pero ahora había conseguido lo que soñaba... ¿Qué razón podía tener para hacer eso?". Según el relato del diario español El Mundo, esas fueron las palabras de Jürgen, un amigo del colegio del copiloto Andreas Lubitz, acusado de haber estrellado el martes intencionalmente un avión de la compañía Germanwings -filial de Lufthansa- en los Alpes franceses mientras cubría la ruta Barcelona-Dusseldorf.
Según los investigadores, la habitación donde vivía Lubitz con sus padres en Montbaur -en la región de Renania Palatinado, al oeste del país- estaba empapelada con fotografías de aviones y con insignias de Lufthansa.
Tras estos operativos policiales, el ministro alemán de Interior confirmó que "según las pruebas recabadas se descarta completamente cualquier trasfondo terrorista". Según la revista alemana Der Spiegel, hace seis años Lubitz abandonó sus estudios durante seis meses a causa del síndrome Burn-out, una especie de depresión causada por el estrés. De todas formas, en 2008 terminó su formación en la escuela de pilotos de Lufthansa de Bremen y pasó las pruebas de la Agencia Federal de Aviación de Alemania.
Su episodio depresivo quedó constatado en el acta sobre el copiloto del departamento de tráfico aéreo alemán bajo el código "SIC", que se refiere a la necesidad de que se someta a "revisiones médicas regulares".