El caso de Ada Colau (41) podría ser uno de los más emblemáticos dentro de la generación política de relevo en España, que rompió con los moldes del bipartidismo.

La líder activista antidesahucios resultó la más votada en Barcelona -la segunda ciudad de España- en las elecciones regionales y municipales del pasado domingo con el movimiento Barcelona en Comú, una coalición ciudadana de izquierda que integra junto a otros partidos como Iniciativa, Esquerra Unida, Podemos, Procés Constituent y Equo.

El movimiento de Coalu obtuvo 11 concejales, ubicándose lejos de la mayoría absoluta de 21 ediles, por lo que le esperan días de pactos con otras fuerzas para poder gobernar.  Pocas horas después de ganar, anunció que su prioridad para pactar serían los independientes.

La activista social es fundadora, y fue la cara más visible, de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en Barcelona (PAH), la asociación social que aboga por el derecho a una vivienda y que nació a raíz de la crisis inmobiliaria española.

“Nos has hecho muy felices, compañera”, le dijo este lunes Pablo Iglesias, el líder de los “indignados” de Podemos a la mujer que pasó de activista a figura política.

Según cuenta ella misma, su vida como activista la conoció en la Universidad de Barcelona donde inició estudios de Filosofía y se quedó con dos asignaturas que nunca terminó. Desde que se fue de su casa ha vivido de “alquiler” e incluso cuenta que vivió dos años como "okupa". 

Paralelamente estuvo vinculada en diversas movilizaciones, como la que se emplazó en los consulados de Francia y Suiza en Barcelona durante 2003 por la situación del activista Martin Shaw, que resultó herido durante una cumbre del G-8 en Francia. Ese mismo año se vinculó con el movimiento Aturem contra la guerra de Irak.

Sin embargo, su figura era desconocida en la política española hasta que en 2013 hizo una detallada exposición sobre la crisis de la vivienda en el Congreso en Madrid. Pero por lo que todos la recuerdan no fue por su intervención, sino porque tildó de “criminal” al secretario general de la Asociación Española de la Banca.

“Le hubiera tirado un zapato”, aseguró Colau días después del hecho, en que aseguraba que no se arrepentía.

Desde entonces sólo han pasado dos años, pero ahora Colau está lejos de ser una figura desconocida. Hoy en día la conocen como la mujer que llegó a sacudir la política española y en especial a Barcelona, el segundo municipio más importante de España y el más fragmentado desde el comienzo de la democracia –según el diario El País- y con la mayoría más débil desde 1979, del que muy pronto podría ser su alcaldesa. 

Sin embargo, lo más impresionante de la historia de Colau, es que quien hasta hace poco era la vocera del movimiento antidesahucios, es quien hoy tiene más posibilidades de convertirse en la próxima alcaldesa de Barcelona y tendrá que dirigir a la policía contra quien se enfrentaba. 

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