Por Gustavo Villarrubia (Enviado Especial a La Paz)
Es la historia que todos los bolivianos están siguiendo paso a paso y que esta semana tuvo su último capítulo, cuando el Presidente Evo Morales, se sometió a un examen de ADN para determinar la paternidad de un supuesto hijo con su ex pareja Gabriela Zapata.
Pero Zapata, quien se encuentra presa por enriquecimiento ilícito, se negó a efectuar la prueba e incluso a presentar al niño para el examen, ya que argumentó que el procedimiento al padre, madre e hijo se debió efectuar de manera simultánea, algo que no ocurrió.
El mandatario reconoció a principios de año que en 2007 sostuvo una relación con Zapata y que al poco tiempo nació un niño, pero que éste murió. Luego el oficialismo manejó la versión de que el menor nunca existió, mientras que Zapata afirma de que el niño vive.
El caso saltó a la luz pública pocos días antes del referéndum del 21 de febrero, en donde Morales solicitaba a los ciudadanos que aprobaran la posibilidad de presentarse a un nueva elección presidencial para el período 2020-2025. Morales perdió la consulta, señalando que este caso incidió en su primera derrota electoral en más de una década.
Visita a Gabriela Zapata
Actualmente, Zapata está detenida en la cárcel femenina de Miraflores, una prisión de alta seguridad para mujeres con sentencia condenatoria.
Sus visitas están restringidas a su familia (que disponen solamente de 15 minutos) y al abogado que debe solicitar a la fiscalía autorización y permiso de visita cada vez que va a verla.
El martes 26 de abril a las 10 de la mañana, un día después de que Morales se sometiera a la prueba de ADN, T13 se presentó en la entrada de la cárcel de alta seguridad, pidiendo ver a Gabriela Zapata.
La guardia de la cárcel nos pide la identificación y presentamos el pasaporte. La guardia lo toma, no hace pregunta alguna y solicita una espera. A poca distancia, el camarógrafo Juan Bustamante registra el momento. Pasado unos 5 minutos, sin preguntar cuál es la relación del visitante con la detenida, ni porqué la viene a visitar, T13 accede al recinto penitenciario.
Este es el momento en el que el equipo ingresó al recinto:
Conducido por un uniformado, subimos una estrecha escalera a un segundo piso. Al final de la escalera una pequeña sala de 3x2 metros. Es el comedor del recinto. Una mesa de madera con dos bancos alargados a los lados ocupa casi todo el espacio, todo muy apretado.
El policía que acompaña, con un gesto de mano, nos indica que nos sentemos. Y con una voz cortante mirando su reloj dice que disponemos de 15 minutos. Al lado izquierdo hay una puerta abierta donde se deja ver una pequeña habitación, unos estantes llenos de artículos de quiosco y la cocina del recinto penitenciario.
A los 2 minutos aparece Gabriela Zapata , con una Parka blanca, cuidadosamente maquillada, pero aun así no consigue disimular una fisionomía muy triste y demacrada. Antes de tomar asiento y un poco confundida, nos pregunta quiénes somos. Le respondemos que venimos de Canal 13 de Chile, interesado en lo que le está pasando. Se le escapa una leve sonrisa y se sienta del otro lado de la mesa, haciéndose espacio en el estrecho lugar.
Sacamos una pequeña hoja de papel y un lápiz, autorizados después de ser cuidadosamente revisados a mi ingreso y comenzamos a hablar.
-¿Cómo está?
"No puedo creer que alguien pueda tener así a la madre de sus hijos (dice casi sollozando). Ayer (lunes) no estaban dadas las condiciones, para que presentáramos al niño. Tenían todo cerrado los accesos y no daban la seguridad para que mi hijo no fuera expuesto. Además, la jueza indicaba en el escrito que deberíamos presentarnos los tres juntos y a mí me entraron después que se retiró el padre de mi hijo (por segunda vez, así se refiere al Presidente Evo Morales)".
-¿Qué es lo que más le duele de todo lo que está pasando?
"El hecho de no estar con mis hijos, y todo lo que ellos están sufriendo. Me hace llorar sangre (hace una pequeña pausa)... el no poder estar a su lado (sus ojos se le llenan de lágrimas). Yo no tengo por qué estar pasando esto, por la maldad de ese señor".
-¿Se refiere al Presidente?
"No, no a él. El señor (Juan Ramón) Quintana (ministro de la presidencia de Bolivia, quien también ha sido mencionado por una supuesta relación sentimental con Zapata). El es el que montó todo esto y que ha inventado todo, porque yo decidí contar la verdad después que ellos me obligaron a mentir. Y cuando vi que esa mentira era para perjudicarme, no acepté. Evo se está dejando llevar".
El ministro de la Presidencia de Bolivia, Juan Ramón Quintana.
-¿A qué mentira se refiere?
"Decir que el niño había nacido y muerto, para no perjudicar al Presidente".
Somos interrumpidos con un policía que sube las escaleras a pasos sonoros y entre nervioso y amenazante me dice: "¡Usted no tiene que estar acá! ¡Usted es periodista!!! Y le dice a Gabriela Zapata que por favor lo acompañe. Pasando a la pequeña sala quiosco-cocina.
Ahí, casi susurrando pero se alcanza a escuchar todo por la estrechez de los ambientes, el policía le dice a Zapata que yo no debía estar hablando con ella porque no soy familiar y que está terminantemente prohibido el acceso a periodistas.
Alcanzo a escuchar la respuesta de Gabriela que hablando fuerte le dice: "él es mi amigo y por eso vino a verme". Bueno de cualquier manera ya pasó el tiempo y debe retirarse ahora, responde el uniformado.
Gabriela defiende su postura y le dice que las visitas son de 15 minutos y no llevamos ni 10. Te quedan 5, me dice el policía mientras baja las escaleras.
Gabriela Zapata cuando fue detenida.
-¿Dónde está su hijo?
"A mi hijo lo tenemos guardado con gente que me está ayudando, me gustaría que ustedes lo conocieran. Voy a ver si puedo hacer que lo conozcan y que lo puedan filmar sin mostrar su cara. Quiero que el mundo sepa que estoy diciendo la verdad, y su padre sabe que es así, y a mí se me está haciendo mucho daño con todo esto. Me tienen presa sin sentido, con puras acusaciones sin fundamento".
"Vea la forma de mantener contacto conmigo por favor para que hagamos eso, y ahora cuídese mucho porque después de salir de aquí y con lo que pasó, le pondrán vigilancia de inteligencia. Así lo han hecho con mi tía que viene a traerme la comida todos los dias".
Un policía desde abajo de la escalera grita que se acabó el tiempo y nos levantamos. Se le llenan una vez más los ojos de lágrimas y agradece mi visita.
"Por favor cuente todo lo que me está pasando".
Y para que yo pueda certificar que estuve con ella, me entrega una carta de su puño y letra, escrita unos dias antes pidiendo le autoricen la entrada de algunas cosas de aseo personal dirigida a la dirección de la prisión.
"Tome, lleve esto, para probar que usted estuvo acá, porque seguramente lo van a negar y no van a dejar registro de su entrada. ¡Y cuídese mucho!", es lo último que dice.
Dicha carta se puede ver a continuación:
Salimos de la cárcel, no sin antes recibir amenazas por parte de varios policías, que me meten a una pequeña sala y me dicen que no cuente nada de esto.