Pauline Cafferkey aseguró que aún no se "encontraba al cien por cien", pero que "se sentía feliz por estar viva".

"Me siento bastante débil, pero estoy deseando volver a casa", agregó. 

Esta enfermera escocesa fue diagnosticada en Glasgow, el pasado 29 de diciembre, antes de ser trasladada al único módulo de aislamiento para enfermos de ébola en Reino Unido, en el London's Royal Free Hospital. 

Contrajo el virus mientras trabajaba como voluntaria en Sierra Leona, uno de los países más afectados por la epidemia que mató a cerca de 9.000 personas, según la Organización Mundial de la Salud. 

Cafferkey quiso dar las gracias al personal del hospital "que salvó su vida", y atribuyó su recuperación a la música y el Irn Bru, una bebida gaseosa muy popular en Escocia. 

Durante su ingreso, su estado de salud llegó a ser crítico, pero, poco a poco, fue mostrando señales de mejora.

"La señora Cafferkey está totalmente recuperada y está libre de virus", explicó este sábado el London's Royal Free Hospital en un comunicado.

Además de Sierra Leona, el virus se propagó, sobre todo, en los vecinos Liberia y Guinea. 

La epidemia parece, sin embargo, estar frenando su expansión, y la ONU afirmó este sábado que Liberia ya sólo afrontaba cinco casos confirmados de infección. 

 

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