-¿Cómo has visto el rol de la Cancillería en estos ocho meses de gobierno?
-La verdad es que yo tenía muchas expectativas en esta Cancillería, porque personalmente fui muy crítica de los tres cancilleres anteriores que tuvo la administración de Sebastián Piñera. Y teniendo el programa de Gabriel Boric en segunda vuelta muchas ideas que comparto y que iban en la senda correcta, finalmente son muchísimos más los desaciertos que los aciertos que ha tenido esta Cancillería. Se nota demasiado que existen dos visiones de lo que es la política exterior. Y eso rompe cierta tradición.
-¿En qué sentido?
-Durante muchos años en Chile hubo un gran consenso de lo que debía ser nuestra política exterior. Los tratados internacionales eran aprobados sin problemas en el Congreso y los cancilleres o la canciller eran de los mejor evaluados, los más conocidos. Eso ha ido cambiando.
-¿Influye el movimiento anti globalización, que ha calado en parte de la izquierda?
-Claro. A nivel mundial, empieza a surgir un movimiento muy soberanista, tanto de derecha como de izquierda, contrario a organizaciones internacionales y a los tratados de libre comercio. Y en Chile, el TPP11 se transforma en el fetiche de anti globalismo. Se mezcla una serie de consideraciones, muchas de ellas falsas. Hay marchas, rayados, personas que usaban incluso poleras contra el TPP11 como el mismo presidente Boric cuando era diputado.
Cuando asume Boric, él viene de un sector que justamente estaba en contra de los tratados de libre comercio. Y una de estas personas es José Miguel Ahumada, actual subsecretario de economía internacional. La Cancillería tiene esta misma división que en general ha tenido el Gobierno: por un lado está el Frente Amplio y el Partido Comunista y por otro lado, el Socialismo Democrático.
Lo que llama la atención es que el subsecretario Ahumada tiene una presencia y protagonismo que no lo habíamos visto antes en ningún director de relaciones económicas internacionales. Hoy día Ahumada es más conocido incluso que la ministra.
-¿Cómo afecta esto a la Canciller Urrejola?
-El rol de la Canciller se ve bastante disminuido, con poco margen de acción. Además, hemos tenido nombramientos que son bastante cuestionables.
-¿Cuáles, por ejemplo?
-El nombramiento del embajador en España. Claramente ahí hay un factor de cercanía con el Presidente. Ha cometido uno, dos, tres, cuatro errores graves; a cualquier otro diplomático lo habrían echado. Y él sigue ahí. Y con un costo alto para la imagen de la Cancillería, para la imagen de el propio Presidente, tanto a nivel interno como internacional. La imagen es bastante mala.
El mismo cargo de la embajadora en el Reino Unido, donde claramente ella podrá ser muy buena profesional del ámbito de la arquitectura, de la decoración, podrá hablar muy buen inglés, pero no tiene las competencias como para ser embajadora en un país tan clave para Chile.
-¿Y el caso de Depolo en Brasil?
-Es curioso que se haya hecho ese nombramiento sabiendo todo lo que él había escrito en contra de Bolsonaro. Cuando uno nombra a un embajador, el beneplácito del Estado receptor es absolutamente voluntario: si quiere dice que no sin dar ninguna explicación. Sin embargo se nombra. Bolsonaro no responde, no hay plazo para ello y no lo cambian. Hasta el día de hoy no tenemos embajador en Brasil. Lo mismo pasa con el nombramiento en China: se insistió con un nombre que sabían que era cuestionado en Cancillería y que tarde o temprano iba a caer. Y eso fue lo que ocurrió. Y finalmente tuvieron que sacar ese nombre y poner otro.
-El mismo presidente había prometido no caer en las prácticas del pasado. ¿No se ha cumplido?
-Había criticado mucho este tipo de práctica y había dicho que venían con una idea de hacer las cosas distintas, sin pitutos, sin amiguismos. Y nos hemos encontrado que la situación no ha sido así y eso deteriora nuestra imagen exterior.
-¿El nombramiento de Beatriz Sánchez en México te parece correcto?
-A mi no me gustó. Se había dicho que no se iba a nombrar a personas que hubiesen perdido alguna elección. Además, sin ninguna experiencia internacional. Las relaciones internacionales, como dijo un ex canciller, no se improvisan. No es algo personal contra ella, sencillamente creo que hay que profesionalizar los nombramientos políticos de los representantes de Chile en el exterior.
-Ahumada insistió en una entrevista en DFMás que las ganancias del TPP11 son marginales.
– Lo extraño es que el presidente Boric declaró en la prensa que el subsecretario Ahumada estaba “alineado” con el Gobierno. Parece insólito que un presidente diga que una persona de su confianza está alineado con su gobierno. Da a entender que alguna vez estuvo desalineado.
Pero más extraño me parece que el subsecretario trate de reducir los impactos positivos d el TPP11. ¿Le habrá preguntado a los exportadores del Biobío, del Itata, del Maule o de O’Higgins, si para ellos es marginal que un mercado tan importante como Japón se abra mucho más con el TPP11 de lo que lo hace actualmente? Es falso decir que el TPP11 no es necesario, porque ya tenemos acuerdos con los diez estados. Porque resulta que el TPP11 amplía muchas ventajas y abre mucho más mercados que no existen hoy día.
-¿Qué tan importante es el TPP11 en un escenario que podría ser recesivo?
-En el contexto internacional, con la inflación que tenemos o la proyección económica para el 2023, claramente Chile necesita buscar inversores, generar confianza, generar empleo y abrir más nichos en los cuales exportar. Y eso el TPP11 lo hace.
El propio presidente Boric ha cambiado en muchos temas internacionales, se ha dado cuenta que la realidad es mucho más fuerte que algunas ideas que ellos tenían. Y resulta que José Miguel Ahumada dice que no escucha crítica, que él sabe que este es el camino y que no va a cambiar. Entonces me parece bastante soberbia su actitud.
-¿Crees que el subsecretaria desafía a la canciller con esa actitud?
-A la canciller no le es cómodo tener un subsecretario con esas características. Por lo tanto, yo creo que el margen de acción que ha tenido la canciller no ha sido el de una ministra empoderada. El Ministerio de Relaciones Exteriores no ha estado a la altura de lo que uno habría esperado. Ha faltado mucho más empoderamiento por parte de ella. No sé cuánto es responsabilidad de ella, del propio Presidente de la República y de sus asesores del segundo piso, y de otras personas dentro del Ministerio. Pero no le han dado todas las condiciones a la ministra como para que pueda desenvolverse de manera cómoda. Yo no la siento cómoda.