–Según la encuesta Plaza Pública Cadem, en las últimas dos semanas, la diferencia en el apoyo entre Evelyn Matthei y José Antonio Kast aumentó de 8 a 18 puntos. ¿Cómo se explica eso?
-Son varios los factores. Primero, es una consolidación de la distancia que existe desde hace varios meses entre ambos candidatos. El resultado de la primera vuelta de la elección municipal se interpretó como una victoria de las derechas, lo que impulsó la intención de voto hacia ese sector. Sin embargo, ese triunfo fue para Chile Vamos más que para el Partido Republicano, cuyas explicativas electorales no se cumplieron, a pesar de que tuvo un buen resultado a nivel de concejales.
Otro elemento es el surgimiento, desde agosto, de la figura de Johannes Kaiser, quien ya le ha quitado alrededor de 5 puntos al líder de los republicanos. Paradójicamente, José Antonio Kast está atrapado entre la izquierda y la derecha del sector; es decir, entre Matthei y Kaiser, ya que ambos le restan apoyo. Muchos de quienes votaron por el republicano en la elección pasada hoy se sienten más identificados con la ex alcaldesa, mientras que otros prefieren el estilo más confrontacional de Kaiser. Paralelamente, hay un marcado apoyo a la búsqueda de acuerdos: el 80% de los encuestados cree que es importante aprobar la reforma a las pensiones, y al Partido Republicano se lo percibe como contrario a eso.
-¿Quién pagará los costos si finalmente no se logra un acuerdo en pensiones?
-Yo creo que se culparía a la clase política en general: al Gobierno y a las oposiciones, especialmente a los republicanos. Esto porque se demostraría que, una vez más, el sistema político en su conjunto no es capaz de resolver los problemas relevantes para los chilenos. Así, no es extraño que a los políticos la ciudadanía les ponga una nota 3,1, más bajo incluso que las AFPs y las isapres.
-¿Cómo se explica el aumento en el apoyo a Johannes Kaiser?
-Él interpreta a los que sienten traicionados por los republicanos por acciones como, por ejemplo, el haber participado en el proceso constituyente. Kaiser ha logrado diferenciarse de Kast posicionándose a la derecha del Partido Republicano.
Su liderazgo no se ha construido a través de los medios tradicionales, sino que desde las redes sociales, que es donde hoy la gente se informa. Ese ha sido un espacio abandonado por los políticos tradicionales; que antes fue usado por Franco Parisi, y hoy por Kaiser. Estos personajes atraen a la gente descontenta con la política en general.
-¿Kaiser tiene espacio para seguir subiendo o ya está cerca de su techo?
-No me atrevería a anticipar eso… Kast es el claro líder de los republicanos, y no creo que la base de apoyo a Kaiser esté solo en ese mundo. Él más bien recoge el descontento de los escindidos del P. Rep. y de la gran masa de votos que surgen con el voto obligatorio. Que él siga subiendo dependerá de si realmente logra conectar con los temas que le preocupan a la gente.
Yo creo que la campaña presidencial propiamente tal no empezará antes del 11 de marzo, después de las vacaciones y de las primeras semanas de marzo, época en que la gente tiene otras preocupaciones. Además, esa fecha marca el último año del gobierno.
-¿Crees que Evelyn Matthei acepte participar en una primaria presidencial?
-Las primarias sirven para aumentar la visibilidad y el despliegue en terreno de los candidatos. Adicionalmente, si el oficialismo hace primarias y las derechas no, se les regala un espacio.
Lo importante es que estas sean competitivas y lo más amplias posibles, porque una primaria entre Matthei y un nombre forzado de Renovación Nacional no tiene mucho sentido. Tendrían que participar todos: Kast, Ximena Rincón, Rodolfo Carter, el Rojo Edwards y Kaiser. Con primarias el abanderado de oposición llegaría muy fortalecido a la primera vuelta, al contrario, presentarse con más de un candidato y enfrentar a un nombre oficialista de consenso sería un escenario muy competitivo.
Recordemos que, por primera vez en nuestra historia, en la última presidencial quien ganó en la primera vuelta -José Antonio Kast- no llegó la presidencia.
-Los tres políticos de centro izquierda que más marcan en las encuestas, Michelle Bachelet, Claudio Orrego y Tomás Vodanovic, han dicho categóricamente que no serán candidatos presidenciales. En ese contexto, ¿cuál debería ser el camino del oficialismo?
-Hay que recordar que en diciembre del 2021 es decir, un año antes de la elección presidencial pasada, Gabriel Boric no marcaba en las encuestas. Y que en abril del 2022 -el mismo año en que fue elegido- llegaba a solo a un 3%, un porcentaje muy similar al que obtiene actualmente Carolina Tohá. Si bien hoy existe un vacío evidente en el oficialismo, tengo la impresión de que habrá una primaria muy competitiva en ese sector, donde probablemente estén Vlado Mirosevic, Marco Enríquez y la ministra Jeannette Jara, además de Camila Vallejo y Carolina Tohá. Él o la ganadora de esa primaria va a representar a esa base de apoyo estable del Presidente Gabriel Boric que está entre el 30% y el 33%. Ese candidato de unidad, frente a una derecha dividida, puede perfectamente ganar la segunda vuelta presidencial.
-¿Cuáles son las claves del respaldo que logra el alcalde Tomás Vodanovic?
-Es cercano a la gente y está en terreno, que son atributos que la gente valora; sin embargo, su principal gracia es que es el “diferente” del Frente Amplio. Es quien, siendo frenteamplista, pide que los militares salgan a las calles y llama a la colaboración público-privada, cosas en los que piensa igual que un alcalde de oposición. Además, su forma de hacer las cosas contrasta con el de su antecesora, Cathy Barriga.
-¿Tiene reales proyecciones presidenciales?
-Según las encuestas, los atributos que la gente busca en el próximo presidente son experiencia para gobernar, que Vodanovic no tiene; y autoridad y liderazgo, que no sé si desde la alcaldía de Maipú se pueden lograr. Dicho eso, hay que reconocer que con 34 años tienes tiempo para convertirte en lo que quieras.
De lo que no tengo dudas es de que Gabriel Boric volverá a ser presidente. Cada vez que digo esto me pegan desde todos lados, pero como quedan como cuarenta años antes de saber si estoy equivocado, estoy disponible para apostarle a cualquiera.