El "packing" es un concepto de negocios que se traduce como “empaquetar, armar o hacer”. Tal y como se puede intuir, se refiere al empaque, el embalaje y el envase de los productos.

Si bien no todas las empresas ven la importancia de tener un diseño eficiente de embalaje para sus productos, varios expertos concuerdan con que este es un punto crucial para tener una buena evaluación de post venta, y por ende, tener mayores posibilidades de fidelizar a un cliente. 

Según el texto especializado, "La cadena de suministro: Su gestión y la acción de marketing", escrito por Antonio Iglesias López, un buen diseño de envase y embalaje puede ayudar a un negocio a mejorar su competitividad porque es un punto de diferenciación, que puede causar el incremento de ventas, y de reducción de costos, que puede causar el incremento de la eficiencia logística. 

Bajo este contexto, cualquier embalaje, de manera genérica, debería cumplir con las siguientes características: 

  1. Debe facilitar la percepción de toda la información útil del embalaje y producto que contiene a todos los usuarios de la cadena de suministro y consumidores finales.
  2. El envase y embalaje deben conseguir la optimización de la superficie y el volumen en transportes, almacenes, etc.
  3. También deben ser resistentes a potenciales averías (roturas físicas de producto) en los procesos de manipulación, almacenaje y transporte.
  4. Deben cumplir la misión de proteger los productos y envases de consumo, y mantenerlos juntos.
  5. Cumplir con las leyes establecidas respecto a normas y requisitos de embalaje. 
  6. Presentar un diseño ergonómico en cuanto peso, volumen y forma.
  7. Reducir el máximo de espacios vacíos.
  8. Dejar el mínimo residuo posible y valorizable.    
  9. Ofrecer facilidad en la apertura y etiquetado, comodidad para cogerlo al realizar la compra y capacidad de exposición. 

Packing "sustentable"

Además de las necesidades comerciales y logísticas que satisfacen los envases, cada día se va convirtiendo en más importante en muchos sectores que el embalaje y el envase cubran las necesidades medioambientales o de logística inversa (persiguiendo la implantación de medidas como la reutilización, el reciclado o la valorización). En la práctica, estas medidas se suelen sintetizar con la aplicación de una ecotasa o “punto verde” para los envases y embalajes. 

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