"Hay un avance significativo de fuerzas transformadoras en Chile", afirma con convicción Irací Hassler, militante del Partido Comunista recién electa como alcaldesa de Santiago, que en entrevista con AFP asegura que el nuevo modelo de desarrollo debe fijar como eje "el buen vivir y la dignidad".
La sonrisa y el entusiasmo son obvios en esta economista y feminista de 30 años desconocida para gran parte del país hasta el domingo, cuando ganó la alcaldía de esta comuna de más de 400.000 personas.
Ella enarbola la bandera de una transformación con derechos sociales, convencida de que la movilización popular de octubre de 2019, sin convocatoria ni líderes, empieza a tomar forma con una nueva dirigencia.
A pocos metros del centro histórico, donde está el palacio de La Moneda que ocupa el presidente de derecha Sebastián Piñera, Hassler tiene planes municipales sobre todo para aquellos vecinos a los que falta el agua y los cupos escolares.
Atribuye los aires de cambio que soplan en Chile a que existe "un momento de empoderamiento" colectivo, "una toma de conciencia que si bien parecía que estaba latente en la sociedad chilena se expresa muy fuertemente desde el 18 de octubre, con un nivel de organización muy grande".
El Partido Comunista, con viento a favor
La elección de independientes y progresistas en la Convención Constitucional el pasado fin de semana, así como una fuerte representación política de izquierda y de mujeres a nivel local y regional, marca una "reflexión sobre un modelo injusto, el modelo neoliberal que se ha implementado a rajatabla en nuestro país", dice Hassler.
Hoy "surge la posibilidad de poner el buen vivir, la dignidad como elementos principales en el centro para una transformación hacia un nuevo modelo de desarrollo".
Los 155 constituyentes electos son independientes, gran parte progresistas de izquierda y cerca de un 20% representan la derecha.
Las nuevas figuras del Partido Comunista chileno provienen en su mayoría de las movilizaciones estudiantiles de 2011, con Camila Vallejo, geógrafa de 33 años, hoy diputada en el Congreso, como una de las caras más visibles en las protestas que pedían una educación de calidad y gratuita.
En los últimos años ha sido destacado el trabajo con farmacias populares y gestiones de control urbano en la alcaldía de Recoleta, una comuna de clase trabajadora e inmigrantes cerca del centro de la capital, donde desde 2012 es alcalde el comunista Daniel Jadue, hoy precandidato presidencial por el PC.
Hassler les atribuye a ellos parte del avance a nivel local que ha dado el Partido Comunista en un país polarizado entre la izquierda y derecha, un sector de la cual agita el fantasma de la expropiación de la propiedad privada y evoca la pobreza antes del golpe militar de Augusto Pinochet (1973-1990) contra el presidente socialista Salvador Allende.
"Se han derribado mitos en torno a las y los comunistas, que hoy día además tenemos más presencia en la discusión pública del país", afirma. "Una gestión comunista en un gobierno local puede transformar la vida de las personas" y eso ha derribado prejuicios, sostiene.
Elogios inesperados
Otra sorpresa de la semana fue el elogio a Hassler que hiciera el presidente de la influyente Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Juan Sutil, socio del padre de la alcaldesa electa en una productora agrícola.
"Su abuelo fue un empresario importante que vivió la crisis de 1970-1973 (...) Ellos tienen una posición política distinta a su hija (...) Ella es una mujer muy preparada. Estudió en el Colegio Suizo, fue a la Universidad de Chile, es economista, y creo que en las nuevas generaciones va a aplicar la racionalidad", afirmó Sutil.
Hassler no presta atención al "ruido" en los medios y dice estar enfocada en su comuna, para la que busca materializar lo aprendido en cuatro años como concejala: los problemas de planificación urbana, gestión de residuos, rescate de patrimonio...
"Si bien aquí quien gana es una militante comunista, el proyecto que gana no es solo del Partido Comunista, sino que nace genuinamente desde los barrios de Santiago, en una articulación social y política inédita".
Su padre, chileno-suizo, su madre brasileña y cuatro hermanos son parte de los sorprendidos con su triunfo. "Ellos como los medios y la gente, no creían que era tan posible. Están felices de que nos haya ido bien, con tanto apoyo", dice orgullosa Hassler, trilingüe -portugués, alemán y español-, cuya lucha en los nuevos movimientos feministas hizo que el nuevo concejo municipal que la acompañará tenga ocho mujeres entre sus diez miembros.