Cada vez que Gabriel Boric vuelve a su natal Punta Arenas toma una bocanada de aire puro, mira desde el ventanal de su casa el imponente Estrecho de Magallanes y se rodea de su familia, que lo contiene y le da fuerza para enfrentar su ascendente carrera política.
Con 35 años, la edad mínima para postular, Boric puede convertirse el domingo en el presidente más joven de Chile.
Sus padres, Luis Boric y María Soledad Font, esperaron el viernes el retorno a casa de Gabriel, que viaja cada vez que puede y lo hace para votar en cada elección.
Ahora vuelve a su hogar tras una campaña electoral "dura y desgastante"; llena de "mentiras y de intentar denigrar al otro", dice a la AFP su padre, al interior de la casa familiar, ubicada a orillas de las gélidas aguas del Estrecho de Magallanes en el barrio Sur de Punta Arenas, una de las ciudades más australes del mundo y considerada la puerta de ingreso a la Antártida.
En el balotaje de este domingo, Boric se enfrenta al candidato José Antonio Kast, y los sondeos auguran un resultado ajustado.
Ni su padre ni su madre participan activamente de su campaña. "Estamos más bien para acogerlo" y "tratar de que se distraiga de la contingencia diaria que realmente es muy pesada", relata Luis, un ingeniero químico jubilado, de 75 años.
Luis Boric cuenta que su hijo Gabriel desde muy joven comenzó a forjar sus ideales políticos con mensajes como "seamos realistas, hagamos lo imposible" o "la razón hace la fuerza" que pintó en la pared de su habitación en el segundo piso de su casa.
Ya más mayor, las discusiones de política llegaron a la mesa con sus padres y sus hermanos, Simón y Tomás.
"Cuando éramos unos niños chiquititos no era que nos tuvieran hablando de política, no era el tema primordial; pero es el momento en que, tal vez, él comienza a mantener interés. (La política) era una discusión que nosotros mismos llevamos a la mesa y siempre hubo espacio para hacerlo", cuenta Simón, a la AFP.
Su madre revela que siempre fue "opositora a todos los liderazgos que formó Gabriel", por miedo a que por estas candidaturas postergara sus estudios y planes laborales. Tras emigrar a Santiago a estudiar derecho, Boric se convirtió presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) para el período 2011-2012.
En 2013, utilizó su propio hogar como comando de campaña. Reunió amigos y voluntarios y logró ganar la elección para ser diputado por Magallanes en el Congreso. Su triunfo fue gracias a "la fe y creencia" de la gente hacia sus propuestas.
Esa victoria cambió la visión de su madre. "Me di cuenta de que para Gabriel esto era un apostolado y dejé de luchar. Esto para mí es pisar piedras todo el tiempo; yo quería una vida más cómoda, más clásica (para él)", sostiene María Soledad, vestida con una camiseta con la leyenda "Boric presidente".
"La gente no lo siente"
Gabriel Boric ganó en su región en la primera vuelta presidencial con un 30,60% de la votación, un margen muy estrecho frente a José Antonio Kast (27,93%). Los detractores a su candidatura sostienen que se esperaba que arrasara, pero su "ausencia" en la región y falta de experiencia le habría pasado la cuenta.
La gente "no lo siente, excepto sus partidarios, como parte propia, como parte de la región. Lo sienten lamentablemente ausente", afirmó Francisco León, concejal oficialista de la municipal de Punta Arenas, quien además criticó que en esta elección se haya aliado con el Partido Comunista.
"El principal asesor de Gabriel es el Partido Comunista y eso inquieta a mucha gente", asevera.
El padre del candidato lo retruca.
Gabriel "es consecuente, sabe escuchar; tiene un proyecto que lo vienen madurando él y su equipo, con mucha convicción y quiere producir cambios reales en la sociedad. Quiere eliminar muchas injusticias que tenemos hoy en día y cree profundamente en ello y eso le va a dar fuerza para llevar adelante esa tarea (de ser presidente), no me cabe la menor duda", dice Luis Boric.
Enamorado de Magallanes y de los libros
Desde muy pequeño Gabriel tuvo una gran afición por los libros y también una conexión muy fuerte con Punta Arenas, ciudad que a principios del siglo XX recibió a sus antepasados croatas durante una ola de migrantes europeos que cruzaron por el Estrecho de Magallanes.
En su época de estudiante en el British School, uno de los más tradicionales de Punta Arenas, sus padres cuentan que salía a caminar por las calles maravillado por las decenas de monumentos y casas patrimoniales de esta ciudad, que además soporta un inclemente clima austral con fuertes ventarrones que superan los 100 km/h.
"Conoce muy bien Punta Arenas y es un enamorado de Magallanes", dice Luis Boric.
En su campaña para las elecciones primarias de la izquierda, en la que le ganó sorpresivamente al candidato del Partido Comunista, Daniel Jadue, se subió a un enorme Ciprés, tal como lo hacía cuando era niño. Esa imagen se transformó en símbolo de su campaña en todo Chile.
"Él se aislaba ahí, podía ser con un libro para pensar o meditar", afirma su padre.