Muchos en Chile consideran al economista José Gabriel Palma, que combina sus clases en la Universidad de Cambridge con la docencia en la Universidad de Santiago en Chile, como el “abuelo” de la reforma. De hecho compartió ideas con Mario Marcel, sobre todo los planteamientos de royalty, y conversa a menudo con el secretario de Estado: en lo relativo a las clases medias, es un referente para el ministro de Hacienda.

Palma es un convencido de la importancia de la iniciativa. “La reforma tributaria trata de resolver un problema real, urgente e insostenible, como es el déficit fiscal, que heredamos del gobierno anterior, tratando de generar recursos con mayor progresividad tributaria. Eso es algo que aquí ―y afuera― se había ido perdiendo con el tiempo”, destaca desde Cambridge.

El doctor en Economía en la U. de Oxford, explica que “este gobierno recibió las cuentas fiscales con un déficit de más de un 7% del PIB, y había que poner orden. El populismo fiscal piñerista estaba con esteroides. Y lo excesivamente recesivo de la actual política económica viene del Banco Central, no de Hacienda”. Para el economista, “es el Banco Central el que está cometiendo el mismo error, la misma sobrerreacción en las tasas de interés, de 1998”.

Uno de los aspectos más polémicos del proyecto es el impuesto a la riqueza o patrimonio, que para muchos expertos no recauda demasiado y puede incluso provocar que muchos empresarios se vayan del país. “Eso no va a suceder”, responde ante ese cuestionamiento, “porque ¿dónde van a ganar plata tan fácilmente como en Chile?”.

Incluso, dice que “si algo de eso llega a pasar, tendría un aspecto positivo, porque Chile, más que nunca, necesita una renovación en su élite empresarial. La que hay ya dio, y hace mucho, lo que podía dar... Necesitamos una que no quiera vivir sólo del rentismo fácil, como del extractivismo y la manipulación de mercados. Si queremos reactivar el crecimiento de la productividad, necesitamos dar un paso adelante en nuestra estrategia productiva”.

-El presidente de la CPC, Juan Sutil, dijo que para que las personas paguen impuestos, éstos deben ser “justos”. ¿Qué justicia conseguiría un contribuyente con más dinero pagando más impuestos?

-”Los que más reclaman por “justicia” tributaria son los tramos de altos ingresos, aquellos que más eluden y evaden impuestos. Recordemos que se ha estimado que en Chile el impuesto a la renta recauda casi un 5% del PIB menos de lo que debería, más que nada por elusión y evasión tributaria de los ingresos del capital. Eso obliga a rediseñar la política tributaria para tratar de solucionar eso”.

Palma señala que “lo que tanta gente olvida es que los impuestos no son más que una forma de pagar por los bienes públicos que el Estado entrega en forma gratuita. Por ejemplo, todos quieren más seguridad ciudadana, pero pocos están dispuestos a pagar por ella. La justicia tributaria se da vía la equidad horizontal y la progresividad vertical. Todos los que ganan lo mismo deben pagar igual, y todos los que ganan más deben pagar más, hasta Adam Smith estaba de acuerdo con eso y en Chile estamos al debe en lo uno y lo otro”. 

-Una de las novedades de la reforma es que, a la tercera propiedad, las personas sobre el tope exento ($ 777.000 de ingreso al mes) pagan impuestos por la renta de ese bien. ¿Es adecuado este tributo considerando que la clase media chilena es “emergente”, es decir, lleva pocos años siendo clase media y percibe que no le debe nada al Estado?

-"Hay pocas cosas que distorsionan tanto una economía de mercado como las 'exenciones' tributarias. Ley pareja no es dura. Se calcula que en Chile la pérdida de ingresos públicos por todo tipo de exenciones tributarias llega a unos US$ 10 mil millones. Y ese paquete de exenciones es una ensalada que no entiende nadie. 

El tema es que el DFL2 se había transformado en una forma bastante burda para eludir impuestos. Una cosa es facilitar a la gente a que pueda tener su propia vivienda; otra, muy distinta, es que pase a ser una franquicia tributaria para no pagar el impuesto a la herencia, a las rentas de inversión, etc. 

El problema en Chile con los grupos medios es otro: el porcentaje del ingreso que va a ellos (deciles 5 a 9) es uno de los menores del mundo. Además, no hay diferencia en ese porcentaje si se mide antes o después de impuestos y transferencias. Ese es el problema: es tal nuestra desigualdad que hasta esos grupos quedan asfixiados. Y lo que pagan en impuestos y reciben en transferencias es neutro”.

“La telenovela del lobby minero”

-El proyecto incluye un royalty “híbrido”, que grava ventas y rentabilidad operacional a la gran minería. ¿Es mejor que el royalty de Ricardo Lagos? ¿Puede congelar la inversión y afectar la producción minera? 

-”Cualquier cosa es mejor que el royalty de Ricardo Lagos, que es casi un royalty solo para decir que hay royalty. Aunque hay que reconocer que fue aprobado cuando todavía existían los senadores designados. El que se propone ahora es algo mayor, pero apenas la mitad del que había aprobado la Cámara de Diputados con el voto entusiasta de los diputados Boric, Vallejo y Jackson. Nunca he entendido la timidez de gobiernos de todos los colores políticos para cobrar un royalty que refleje el valor de mercado de los minerales en bruto que extraen las mineras de los yacimientos ―que nos pertenecen a todos nosotros, no a ellas.

"El argumento que puede congelar la inversión es parte de la telenovela del lobby minero. Olvida decir que la producción de la gran minería privada ya está estancada hace una década por falta de inversión. Y eso a pesar de su rentabilidad astronómica: un exgerente de Codelco calcula que el año pasado el ROCE (return on capital expenditure) de dichas mineras fue mayor al 100%. Esto es, en un año recuperaron todo el valor de su stock neto de capital. Y así y todo, invierten poco y diversifican menos". 

"Desde David Ricardo que sabemos que hay pocas cosas tan improductivas como regalar la renta de los recursos naturales. Como analizo en detalle en mi último trabajo , eso explica en gran parte el desastre económico en el que estamos. También se relaciona con nuestra rigidez política estructural. El tratar de recuperar al menos una parte de dicha renta, que nos pertenece, vía un royalty más serio (por tímido que todavía sea lo que se propone), es un gran paso adelante”. 

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