Para Morteza Mehrzadselakjani, el jugador de voleibol más alto del mundo, nada fue fácil.

Este hombre iraní de 29 años mide 2,46 metros y es hoy una de las estrellas de los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro.

Mehrzadselakjani sufre acromegalia, una enfermedad que le hizo producir demasiada hormona de crecimiento en el cuerpo durante la adolescencia.

A los 15 años, el deportista sufrió un accidente con su bicicleta que le provocó una lesión en la pelvis por lo que su pierna derecha dejó de crecer al mismo ritmo que la izquierda.

Pero lo que parecía ser una desventaja, terminó siendo todo lo contrario para el jugador del seleccionado de voleibol iraní, uno de los favoritos para quedarse con el oro en los paralímpicos.

Pese a que practica voleibol sentado, su altura le permite destacarse en el juego como bloqueador y rematando para logar puntos con facilidad.

Irán es una potencia en esta especialidad ya que acumula cinco medallas de oro en anteriores juegos paralímpicos.

De la vergüenza a la fama

Hace cinco años, Mehrzadselakjani vivía recluido en una ciudad costera de Irán porque le causaba vergüenza su altura y su desorden hormonal.

Rara vez salía de su casa, le confió Hadi Rezaei, su entrenador en el equipo de voleibol, a The New York Times.

Rezaei descubrió a Mehrzadselakjani cuando la televisión iraní lo entrevistó y entonces lo convocó para el seleccionado.

"Le dimos razones para tener esperanza", agregó.

"Antes de que se hiciera famoso, cuando salía de su casa, todo el mundo lo miraba de forma extraña. Y ahora que es famoso, cuando sale de su casa, todos quieren una foto con él. Se convirtió en un campeón", dijo al diario.

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