Antes que Muhammad Alí, antes que Prince, antes que Will Smith, existió Jack Johnson.

Fue una figura adelantada a su tiempo.

Fue el primer campeón negro de los pesos pesados de boxeo. Y es considerado por muchos el primer icono afroestadounidense de la cultura pop. Vivió su vida extravagante como un auténtico playboy.

También enfrentó una vida dura, difícil, plagada de discriminaciones y violencia.

Sus padres eran esclavos y, aun así, él logró ascender al título deportivo más importante de su tiempo.
Adrian Matejka - Universidad de Indiana

"Este hombre se sobrepuso a una de las peores circunstancias sociales: la primera generación post-esclavitud, en el contexto de las leyes Jim Crow en Estados Unidos, cuando la segregación y la violencia gratuita (y muchas veces mortal) hacia los afroestadounidenses eran rampantes", dice Adrian Matejka, profesor de literatura en la Universidad de Indiana.

Matejka es autor de The Big Smoke, libro de poemas inspirados en la figura de Jack Johnson.

"Sus padres eran esclavos y, aun así, él logró ascender al título deportivo más importante de su tiempo", dice el escritor a BBC Mundo.

La ley Mann

En junio de 1913, Johnson fue sentenciado a un año y un día de prisión por violar la llamada ley Mann, que prohibía el transporte de un estado a otro de mujeres blancas con "propósitos inmorales".

Dicha ley de carácter federal tenía como propósito combatir el tráfico de mujeres blancas con fines de prostitución.

Ocurrió que el 18 de octubre de 1912, el boxeador fue detenido bajo el pretexto de que su relación con la presunta prostituta blanca, Lucille Cameron, constituía una violación de la ley Mann.

Para el momento de su detención apenas había transcurrido poco más de un mes del suicidio de su primera esposa, una sofisticada mujer de Brooklyn llamada Etta Duryea.

La mujer se quitó la vida en el piso superior del Café de Champion, el club nocturno que la pareja poseía en la ciudad de Chicago.

Para impedir que los fiscales lo procesaran por violar la ley Mann, Johnson se casó apresuradamente con Cameron, el 4 de diciembre de 1912, menos de tres meses después de la muerte de Duryea.

Cameron, de hecho, se negó a testificar en su contra, aún así terminó siendo condenado y encerrado en una prisión federal.

Perdón póstumo

Pero ahora, más de 100 años después, dos influyentes senadores buscan hacerle un desagravio al boxeador que reinó en los pesos pesados entre 1908 y 1915.

Recientemente, el senador republicano y excandidato presidencial John McCain y el senador demócrata Harry Reid introdujeron en el Senado una resolución que busca que el presidente Barack Obama otorgue un perdón póstumo a Johnson.

"Johnson fue un verdadero campeón cuyo nombre fue empañado por una condena penal injusta y de motivaciones raciales", dijo Reid en un comunicado. "Ahora es el momento de restaurar su legado".

Johnson peleó y derrotó a hombres blancos. Y se hizo campeón al derrotar a un hombre blanco. Y los blancos tuvieron que reconocerlo como el verdadero campeón, ahí radica su legado para el deporte de la raza negra.
Andrés Bermúdez - beIN Sports

"Jack Johnson merece ser recordado por su carrera increíble, no por el racismo que lo envió injustamente a la prisión".

Ya antes el Congreso intentó que los presidentes George W. Bush y Barack Obama le concedieran el perdón, sin resultados a la vista.

Un gran boxeador

Jack Johnson nació el 31 de marzo de 1878 en Galveston, Texas, de padres que habían sido esclavos y que entonces se dedicaban a labores de limpieza.

Debutó profesionalmente en el boxeo en noviembre de 1898 con un notable nocáut sobre Charley Brooks.

A partir de entonces inició una carrera en el mundo del ring que lo llevó a titularse campeón el 26 de diciembre de 1908, al derrotar por nocaut, en una pelea escenificada en Sidney y que se extendió por 14 rounds, al entonces campeón Tommy Burns.

Andrés Bermúdez, especialista en boxeo del canal de deportes beIN Sports en Español y conductor en ESPN Radio, no duda en catalogarlo como "el más grande de los peleadores negros de su época".

"Tuvo que enfrentar una época complicada", dice Bermúdez a BBC Mundo. "Le negaron peleas por su color de piel, le negaron bolsas por su color de piel. Y él tuvo el coraje de enfrentar esas barreras, siempre de frente".

Durante su reinado entre 1908 y 1915 muchos esperaban la aparición de una "gran esperanza blanca" que acabara con las pretensiones de este campeón negro.

Esta "esperanza" recayó en los hombros del excampeón mundial James Jeffries.

El famoso novelista Jack London escribió en un diario neoyorkino que el combate entre Johnson y Burns había "entre un coloso y un pigmeo".

"Burns fue un juguete en sus manos. Jim Jeffries debe emerger de su granja de alfalfa y retirar la sonrisa dorada de la cara de Johnson. Jeff, depende de ti", escribió London.

Pero, para los supremacistas blancos fue una enorme desilusión el ver a Jeffries caer derrotado ante Johnson aquel 4 de julio de 1910 en Reno, en lo que había sido calificado en su momento como la "Pelea del Siglo".

Las celebraciones de los negros por la victoria de Johnson devinieron en enfrentamientos violentos con blancos y más de 20 muertes en distintos lugares del país.

"Johnson superó el estigma de los peleadores negros en el sentido de que, siendo muchos esclavos, solían pelear entre ellos", dice Bermúdez.

"Johnson peleó y derrotó a hombres blancos", amplía. "Y se hizo campeón al derrotar a un hombre blanco. De hecho, muchos blancos se negaron a pelear con él. Y los blancos tuvieron que reconocerlo como el verdadero campeón, ahí radica su legado para el deporte de la raza negra".

Defensa como arma

Matejka ha estudiado a fondo la vida y legado de Johnson.

Dice que desde un punto de vista boxístico, una figura muy importante porque fue uno de los primeros peleadores que "usaron la defensa como un arma en el ring".

"Antes de Johnson la mayoría de los pesados atacaban de frente con todo. Johnson era tan ágil y estaba tan consciente de serlo, que lograba crear ángulos sorprendentes para evitar que lo gopearan y devolver él el golpe".

Johnson era tan ágil y estaba tan consciente de serlo, que lograba crear ángulos sorprendentes para evitar que lo gopearan y devolver él el golpe
Adrian Matejka - Universidad de Indiana

"Esa forma de boxear se convirtió a futuro en el modelo de boxeo defensivo, incluyendo al gran Muhammad Alí", completa Matejka.

Todavía hoy, explica el escritor, en el legendario gimnasio de boxeo Old Angle Gym, en Cleveland, el veterano entrenador Gary Horvath -con más de 50 años de experiencia- les muestra las películas de Jack Johnson a los peladores jóvenes, "para que aprendan sobre las posibilidades defensivas".

De acuerdo con el Salón de la Fama del Boxeo Internacional -al cual fue elevado en 1990- Johnson -que llegó a pelear en Cuba, en Francia, en Canadá- terminó su carrera con una marca de 77 victorias y 13 derrotas, con 48 nocauts, 14 empates y 19 peleas sin decisión.

Extravagancias del campeón

Fuera del cuadrilátero, tuvo una vida de estrella, pese a los obstáculos por su color de piel.

Tenía su propia banda de jazz y su club nocturno, en cuya tarima acostumbraba a actuar y bailar.

De acuerdo con un reporte de ESPN, Johnson usaba dentadura de oro, conducía llamativos autos deportivos de color amarillo.

"Ostensiblemente paseaba al leopardo que tenía por mascota mientras iba tomando sorbos de champagne", dice el artículo de ESPN.

Y claro, las mujeres: tuvo tantas como pudo, muchas de ellas más bien celebridades.

A Johnson se le atribuyen romances con Mistinguette, la estrella de cabaret parisino Moulin Rouge; con la espía alemana Mata Hari y con las sex symbols Lupe Vélez y Mae West.

Se casó tres veces, la última vez en 1925, con Irene Pineau. La pareja se mantuvo unida hasta 1946, cuando él murió, a los 68 años, en un accidente automovilístico en Raleigh, Carolina del Norte.

Ahora su leyenda está a la espera de un perdón presidencial.

Publicidad