Parecía uno más de los problemas de seguridad que han surgido en Río 2016: nadadores de Estados Unidos denunciando un asalto a mano armada al volver a la Villa Olímpica tras una fiesta.

Pero las dudas sobre lo que les ocurrió realmente a Ryan Lochte y James Feigen en la madrugada del domingo han ido creciendo, al punto que la justicia brasileña pidió retener los pasaportes de esos atletas, que relataron el robo.

La policía local llegó a la Villa Olímpica esta mañana para cumplir la orden y recoger nuevos testimonios de Lochte y Feigen, pero ambos habían dejado el lugar tras la competición, informó Patrick Sandusky, miembro del comité olímpico estadounidense.

Aunque hay versiones que sostienen que al menos uno de los nadadores ya salió de Brasil, Sandusky evitó confirmar esto.

"Como parte de nuestro protocolo de seguridad, no hacemos públicos los planes de viaje de atletas y por lo tanto no podemos confirmar la localización actual de los atletas", sostuvo.

Y afirmó que van a "continuar cooperando con las autoridades brasileñas" en este caso.

El padre de Lochte dijo a medios estadounidenses que su hijo dejó Brasil antes de la orden fuera emitida.

A su vez, la cuenta de Twitter del nadador muestra imágenes suyas llegando de vuelta a Estados Unidos el lunes.

Interrogantes

De hecho, hay varias interrogantes que deben ser aclaradas, y que llevan a los investigadores a sospechar del relato de los nadadores.

En su denuncia, Lochte y Feigen afirmaron que el asalto ocurrió al salir en taxi de una fiesta en la Casa de Francia, un lugar de eventos del equipo olímpico galo en una zona acomodada de Río.

Junto con ellos iban otros dos miembros del equipo de natación estadounidense: Jack Conger y Gunnar Bentz.

Lochte, que ha ganado una docena de medallas olímpicas en su carrera, incluyendo una de oro en el relevo de 4x200m libre masculino en Río, sostuvo que fueron detenidos por asaltantes en un falso control de tránsito.

"Esos tipos salieron con una placa policial, sin luces, nada", declaró a la cadena NBC al día siguiente. "Sacaron sus armas, le dijeron a los otros nadadores que bajaran al suelo".

Agregó que inicialmente él se negó, sugiriendo que no había hecho "nada malo".

"Entonces el tipo sacó su arma, la amartilló, la puso en mi frente y dijo: 'Abajo'. Y yo puse mis manos arriba, estaba como 'lo que sea'. Tomó nuestro dinero, tomó mi cartera. Dejó mi celular, dejó mis credenciales".

Según medios brasileños, Lochte dijo a la Policía Civil que el dinero robado sumaba US$400.

"Bromas"

Las dudas comenzaron a surgir cuando el asunto tomó un matiz público y un portavoz del Comité Olímpico Internacional negó inicialmente que las informaciones fueran ciertas, aunque más tarde se rectificó y disculpó.

También llamó la atención que los nadadores no hubieran realizado de inmediato una denuncia a la policía, que abrió una investigación recién después que la noticia llegara a los medios.

Luego surgieron reportes de que Feigen había afirmado en su testimonio ante la policía que apenas un asaltante estaba armado e iba en un antiguo automóvil blanco.

Los denunciantes tampoco pudieron ofrecer detalles claros sobre el lugar del supuesto asalto o el taxi que tomaron, argumentando que habían bebido esa noche.

Los investigadores continúan intentando determinar eso en base a grabaciones de cámaras de seguridad en la calle o CCTV.

Las aparentes contradicciones aumentaron con un video de cámaras de la Villa Olímpica que muestra la llegada de los atletas sobre las 06:00 horas de la mañana, al menos dos horas más tarde de lo relatado, según medios brasileños.

En el video, publicado por el diario británico Daily Mail, se ve a los cuatro nadadores antes de pasar por el detector de metales, dejando pertenencias que parecen ser celulares, objetos predilectos de los asaltantes en Río. Algunos llevaban hasta relojes.

También se observa a Lochte dar un suave golpe con su credencial en la cabeza de Feigen, en un aparente gesto de broma.

Esto fue señalado por la jueza Keyla Blanc de Cnop en su decisión, ordenandoretener los pasaportes de ambos atletas ante la sospecha de los fiscales de que pudo haber un delito de comunicación falsa por parte de los nadadores, indicó el diario Folha de Sao Paulo.

"Se percibe que las supuestas víctimas llegaron con sus integridades físicas y psicológicas sin quebrar", escribió la magistrada, "haciendo, inclusive, bromas unos con otros".

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