Por Rodrigo Eyzaguirre

El deporte mundial tiene pocas historias como la de los Chicago Cubs. Es uno de los equipos de béisbol más populares de Estados Unidos, con una de las hinchadas más fieles, pero sus triunfos son difíciles de documentar ya que son de una época en que ni siquiera existía televisión. La última vez que se quedaron la Liga Nacional fue en 1945 y no ganan las Series Mundiales desde 1908.

Desde entonces, pocas veces han estado cerca de la gloria y cuando sí, alguna tragedia los dejó con las manos vacías. Así pasó cuando perdieron la final de la Liga Nacional en 1984 y 2003.

Por eso, el triunfo del sábado generó tal impacto en Estados Unidos.

Los Cubs fueron el mejor equipo de la temporada regular, pero eso rara vez es garantía en los playoffs. Chicago sorteó sin grandes problemas la serie divisional ante los Giants y luego de perder dos partidos con el marcador blanco, volvieron a tomar el control de la final de la Liga Nacional ante los Dodgers.

Aroldis Chapman

Con una ventaja de 3-2, los “Cubbies” regresaron a su mítico campo de Wrigley Field con el objetivo de cambiar al fin la historia en el sexto partido. Pero claro, los fantasmas no permitían la ilusión. El escenario era calcado a esa fatídica serie final de 2003 (no se pueden perder el documental de ESPN Catching Hell, inside the Bartman debacle) y sobre todo nadie olvidaba la maldición lanzada por el dueño de la cabra “Billy”, esa de que jamás los Cubs volverían a jugar en las Series Mundiales luego que no lo dejaran entrar a la final de 1945 entre Chicago y Detroit.

Sin embargo, el principal miedo era enfrentar a Clayton Kershaw, el mejor lanzador de las Ligas Mayores. Pero seguramente con un brazo ya cansado por la falta de descanso durante los playoffs, la estrella de los Dodgers no estuvo a la altura y desde la primera entrada los bateadores de los Cubs hicieron buen contacto.

Gracias a eso, los “Cachorros” construyeron una sólida ventaja de 5-0 e incluso sortearon sin problemas ese octavos inning que tanto drama creó en 2003. Con el pitcher cerrador Aroldis Chapman en el montículo, los Cubs lograron los dos últimos outs con una doble matanza en la novena entrada.

En Wrigley, en Chicago y Estados Unidos se desató una fiesta única, ya que muy pocos habían visto alguna vez a los Cubs coronarse campeones de la Liga Nacional. Es cierto que ahora deben ir a las Series Mundiales a enfrentarse a los Indians, ganadores de la Liga Americana. Pero al menos los “Cachorros” espantaron “la maldición de la cabra Billy” y luego de 71 años levantaron su primer trofeo.

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