Por AFP
"Es la ignorancia lo que genera intolerancia". Con este convencimiento, Yoann Lemaire, un modesto futbolista amateur francés que se ha declarado homosexual, quiere luchar contra la creciente homofobia en el fútbol, donde este tema sigue siendo un "tabú".
"Soy futbolista amateur de un nivel horroroso, despedido por ser gay por gente no demasiado inteligente", se presenta irónicamente Yoann Lemaire, de 35 años, en la casa familiar en su pueblo natal de Vireux-Wallerand, de unos 2.000 habitantes y que está pegado a la frontera belga.
Los prejuicios no desalentaron a este tipo de 1,89 metros, que juega en la posición de líbero, de salir del armario cuando tenía 22 años, lo que no impidió tampoco que fuese objeto de las típicas fanfarronadas de vestuario entre compañeros.
Salvo que al principio "los chicos no me creían, porque era el jugador más viril, el que se llevaba todas las tarjetas, ¡el más bruto vamos!", recuerda el defensa del FC Chooz, un apasionado del fútbol desde que se puso por primera vez unas botas con estoperoles a los seis años.
En 2010, la prensa se hizo eco del caso de Lemaire, víctima de insultos y comportamientos homófobos por una parte de su propio equipo y después privado de la licencia federativa para jugar por el club, que prefirió apartarle.
Todo ello lo contó en el libro "Je suis le seul joueur de foot homo... enfin j'étais" ("Soy el único jugador de fútbol gay... en fin, lo era").
Participación de campeones del mundo
En el documental "trabajamos por graduar esto (el problema), del folclore a la homofobia creciente (hasta) la homofobia violenta", explica sobre las grandes líneas de una película de 52 minutos dirigida por Michel Royer y financiada con la ayuda de subvenciones y con financiación participativa.
En el film el defensa pasa al ataque, apoyado por el Variétés Club de France, el equipo que reúne desde los años 1970 a personalidades públicas y ex jugadores profesionales que disputan partidos benéficos, así como por figuras emblemáticas del fútbol francés como el seleccionador Didier Deschamps.
"Todo el mundo se ha hecho bastante compañero de él, que es una persona jovial, alegre y que cuenta su historia con mucho humor", asegura Jacques Vendroux, mánager general del Varietés Club de France, destacando la "gran dignidad" de un chico "que ha sufrido", pero que "lo ha superado maravillosamente bien".
Por otro lado, el objetivo del documental "no es ajustar cuentas, sino tratar de comprender, es decir, pasar de la cólera al apaciguamiento", dice Lemaire, ávido de "buscar la ejemplaridad", "comprender a los hinchas", "encontrar medios de sensibilización" y también "ver qué pasa en otros deportes, como el básket femenino".
Apoyado por la Federación Francesa de Fútbol, la Liga de Fútbol Profesional y por el Ministerio de Deportes, este asalariado de la industria, neófito en el mundo audiovisual, encadena las entrevistas en París para presentar su proyecto, animado por sentir que "la causa progresa" en las instancias oficiales, cuando hace una década era un tema "tabú".
"Al principio, sin nada de dinero, tuvimos a cinco campeones del mundo que aceptaron ofrecer su testimonio: (Laurent) Blanc, (Didier) Deschamps, (Fabien) Barthez, (Christian) Karembeu y (Lilian) Thuram", explica Lemaire, que añade que otras estrellas del fútbol francés se han unido al proyecto como Alain Giresse o de Luis Fernández.
"Es extraordinario, una novedad", aplaude Jacques Vendroux, precisando que "la gente ha hablado con mucha desenvoltura y mucha consideración" por las necesidades de un documental que "va a hacer avanzar las cosas".
Una primera versión está prevista para estrenarse el 17 de mayo de 2018 con ocasión del Día Mundial de Lucha contra la Homofobia y la Transfobia, antes del estreno oficial coincidiendo con el Mundial de Rusia.
La motivación sin fisuras de Yoann Lemaire, que también colabora en la asociación Foot Ensemble (que lucha contra toda discriminación en el fútbol), no le ha librado de algunos momentos amargos: "Cuando vuelvo a mi club, me encuentro con el mismo entrenador, los mismos dirigentes y eso no ha cambiado. Siguen sin querer hablar: les fastidia".