AFP
Después de los actos violentos en Bilbao, los clubes moscovitas aún en liza en la Europa League quieren dar otra imagen antes de las visitas del Lyon el jueves al CSKA, y del Atlético de Madrid ante el Lokomotiv en una semana. Pero la preocupación está latente, a menos de 100 días del Mundial de Rusia.
El pasado 22 de febrero, enfrentamientos entre ultras del Spartak de Moscú y aficionados del Athletic Bilbao en las calles de la ciudad vasca provocaron indirectamente la muerte de un policía por un paro cardíaco, lo que hizo recordar los actos violentos de los rusos en las calles de Marsella durante la Eurocopa 2016, saldados con 35 heridos.
Este jueves sólo quedarán 98 días para el Mundial (14 junio al 15 de julio), organizado por primera vez sobre suelo ruso, y esta polémica no favorece la confianza en el país.
A finales de febrero, el presidente Vladimir Putin reconoció el problema: la seguridad durante el evento representa una cuestión de "imagen" para Rusia. El dirigente recordó asimismo que la policía rusa dispone de "una inmensa experiencia" en la materia. En efecto, aunque el movimiento hooligan causó batallas campales en las calles en los años 90, las fuerzas del orden se tomaron en serio el fenómeno los últimos años y los incidentes son escasos en el interior o en las inmediaciones de los estadios.
El Olympique de Lyon acude el jueves a Moscú para medirse con el CSKA en la ida de los octavos de final de la Europa League, una semana antes de que el Atlético visite al Lokomotiv.
Rusia ve estos dos choques como una oportunidad para mostrar al mundo que nada amenaza la seguridad de los aficionados que acudan a Rusia.
Con seguridad
El partido entre el Lokomotiv y el Atlético de Madrid será especialmente escrutado, tanto como los aficionados del actual líder del campeonato ruso, que ya crearon incidentes en su último enfrentamiento con un equipo español, en 2012, precisamente ante el Athletic Bilbao.
"Lo que pasó en España es horrible, pero estoy convencido de que nuestros aficionados no son como los que hicieron aquello", declaró Ilia Guerkous, presidente del Lokomotiv Moscú, un club con reputación de ser más familiar que el CSKA o el Spartak.
Un portavoz del CSKA afirma por su parte que la llegada de los aficionados galos no debería suponer un problema. "Nuestro equipo organizó muchos partidos de Liga de Campeones o de Europa League estos últimos años. Todos los aficionados de nuestros equipos visitantes se sintieron siempre seguros", aseguró a la AFP.
Los responsables rusos recuerdan además que en septiembre, la visita con un intervalo de un día del Manchester United y del Liverpool al CSKA y al Spartak respectivamente en Liga de campeones, no provocó ningún incidente.
En Rusia, los actos vividos en Bilbao fueron achacados a la hostilidad de los aficionados del Athletic Club. "Sabíamos que no seríamos bienvenidos en Bilbao", declaró a la agencia de prensa TASS el vicepresidente del Spartak, Nail Izmailov.
“Mucha gente tendrá miedo”
"Estaba claro que habría provocaciones antes del partido y así ocurrió", añadió Izmailov, denunciando "la publicación en la prensa local de informaciones aterradoras sobre los aficionados rusos, así como una manifestación de grupos vascos radicales antes del partido".
En Bilbao, los aficionados del Spartak, afines ideológicamente a la extrema derecha, estaban en el punto de mira de sus homólogos locales, de larga tradición antifascista.
Pero la repercusión fue grande en España. "Hay que tomar medidas, porque si no, quizá mucha gente tenga miedo y no irá al Mundial de Rusia", indicó Iñigo Méndez de Vigo, ministro de Deportes y portavoz del gobierno de Mariano Rajoy.
Preguntado por la AFP, la FIFA se limitó a recordar "su plena confianza en los dispositivos de seguridad (...) desarrollados por Rusia y por el Comité organizador local del Mundial 2018".