A un año de los Juegos Olímpicos, Brasil - el país anfitrión - todavía no logra resolver uno de sus grandes desafíos pendientes: eliminar la violencia en Río de Janeiro. Es más, los índices de criminalidad han aumentado en el último año.
Restan 450 días para que los mejores deportistas del mundo pisen tierra brasileña. 450 días para que miles de turistas lleguen a alentar a sus países. 450 días para el inicio de los Juegos Olímpicos y el panorama en Brasil no es muy alentador.
40 personas han muerto en lo que va del año en Río de Janeiro, entre policías, traficantes y ciudadanos inocentes alcanzados por balas perdidas, entre ellos un niño de apenas diez años que recibió un disparo en la cabeza mientras estaba sentado en la puerta de su casa.
El año 2008 se crearon las Unidades de Policías Pacificadoras en las favelas de Río, las cuales tenían como objetivo expulsar a los narcotraficantes. Pero siete años después la guerra entre el mundo de la droga y la Policía no termina.
Violentas escenas se viven en zonas de Río en que muchos esperan alojar o pasear durante los Juegos Olímpicos, porque los hostales y restaurantes son más baratos. De hecho, sólo en el barrio turístico Santa Teresa han muerto ocho personas desde el viernes.
Por eso, a 15 meses del evento deportivo, la carrera es contrareloj por un Brasil menos violento. El problema es que las cifras no mienten y plantean serias dudas sobre la actual estrategia de seguridad - sobre todo en Río de Janeiro - de cara a los Juegos Olímpicos.