Durante años se asoció el calificativo de "más sucia" a la final de los 100 metros planos de los Juegos Olímpicos de Seúl.
Incluso se escribió un libro sobre esa prueba.
Pero más allá del impacto que tuvo en la historia de las olimpiadas la imagen del canadiense Ben Johnson ganando de forma imponente y con récord del mundo aquella carrera, y su posterior descalificación por dopaje, hay otra prueba que reúne los argumentos suficientes para ocupar el lugar más alto del podio de la deshonra.
Se trata de la final de los 1.500 metros planos de las Olimpiadas de Londres de 2012.
Seis de de las primeras nueve corredoras de la prueba, de 12 participantes, han dado positivo durante sus carreras por sustancias estimulantes prohibidas y cuatro de ellas fueron descalificadas de esa final.
La más relevante fue la turca Asli Cakir Alptekin, quien fue despojada de sus medallas de oro olímpica y europea en 2015 y este año fue suspendida de por vida al dar positivo por dopaje por tercera vez en su carrera.
La británica Lisa Dobriskey, quien finalizó en décima posición en la carrera, no dudo en apuntar a sus rivales luego de cruzar la meta.
"No creo estar compitiendo en igualdad de condiciones", le dijo a la BBC, dejando en evidencia su decepción tras la que después reconoció fue la peor experiencia de su vida.
"Recuerdo que después de la carrera quería llorar y salir del estadio. Tenía que haber sido el momento más alegre para mi enfrente de los aficionados de mi país, pero me sentí humillada", comentó Dobriskey en una entrevista con el diario británico The Independent.
"Solo quería que la tierra me tragara. Vi como ella daba la vuelta de honor, pero yo sabía que había hecho trampa".
"Estrategia perfecta"
En el informe oficial sobre la carrera que aparece en el sitio de la Federación Internacional de Asociaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés) hay una nota en el que se explica que el resultado fue alterado por violaciones del reglamento antidopaje.
Pero el texto de la crónica de como como fue aquella final permanece intacto.
"Ejecutando un sólido trabajo táctico en equipo, Asli Cakir Alptekin y Gamze Bulut, de Turquía, conquistaron el oro y la plata en los 1.500 metros femeninos", describe el artículo.
Al igual que su compatriota, Bulut fue despojada de su presea y cumple una sanción de cuatro años que termina en mayo de 2020, justo antes de las Olimpiadas de Tokio.
También fueron descalificadas la bielorrusa Natallia Kareiva (7ª), suspendida en 2014 por anormalidades en su pasaporte biológico, y la rusa Ekaterina Kostetskaya (9ª), castigada dos años en 2014 por violar el reglamento antidopaje en los Campeonatos Mundiales en 2011.
Otras dos atletas, la rusa Tatyana Tomasheva y la etíope Abeba Aregawi, promovidas a las medallas de planta y bronce, también han sido vinculadas con dopaje en algún momento de sus carreras.
Una vez revisados los resultado,s la medalla de oro fue a parar a manos de Maryam Yusuf Jamal, de Bahréin, quien de esa manera logró sumar el título olímpico a los dos mundiales que conquistó en 2007 y 2009.