Un mundial de fútbol es para muchos "el mayor espectáculo del mundo". Y en 2026, tras Rusia y Qatar, le tocará organizarlo a Canadá, Estados Unidos y México.
Precisamente, con los tres gobiernos copando titulares por lo mal que parecen llevarse sus dirigentes, acaban de recibir la bendición de la FIFA para organizar la Copa del Mundo.
Y es que las relaciones entre los tres norteamericanos atraviesan por un momento pésimo. No podemos que decir el peor de la historia porque ya México y Estados Unidos fueron a la guerra en el siglo XIX.
Las diferencias del presidente estadounidense, Donald Trump, con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, ponen en cuestión que los tres países sede sean tan amigos como la noticia de su designación para albergar el torneo podría hacer pensar.
Y dejan varias preguntas por responder.
¿Por qué empeoraron las relaciones?
Las relaciones con México se enrarecieron con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
La principal promesa del candidato Trump en la campaña electoral fue la construcción de un gran muro fronterizo en la frontera de EE.UU. con el territorio mexicano que México pagaría.
Trump llegó incluso a describir a la mayoría de los mexicanos como "traficantes y violadores".
Semejantes mensajes, provocaron indignación en México y la respuesta del presidente Enrique Peña Nieto.
Ya como presidente Trump ha puesto en marcha lo que activistas proinmigración describen como "política de tolerancia cero" frente a los extranjeros indocumentados.
Las autoridades estadounidenses han empezado a separar a los inmigrantes irregulares detenidos de los hijos a su cargo y a aplicar prácticas consideradas abusivas por entidades como la Unión Americana por las Libertades Civiles (ACLU, en inglés).
En México, punto de origen y también de tránsito de gran parte de las personas de toda América Latina que buscan un futuro mejor en Estados Unidos, muchos rechazan a Trump y sus decisiones.
Además, está la cuestión del comercio.
Trump ha denunciado reiteradamente lo que considera un "trato injusto" en las relaciones comerciales con otros países, a los que acusa de imponer aranceles excesivos a los productos estadounidenses y beneficiarse de lo bajos que son los de Estados Unidos.
Fue eso lo que provocó el último roce con Canadá al término de la cumbre del G7, el grupo que reúne a los países más industrializados del mundo, celebrada en ese país hace pocos días.
Justin Trudeau anunció que respondería con una medida similar si Trump ordenaba elevar las tasas aduaneras para los productos canadienses y el estadounidense reaccionó anunciando por Twitter desde el Air Force One que su país retiraba el apoyo al comunicado conjunto acordado en la cumbre por los líderes asistentes.
Otro foco de discusión comercial es el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA, en sus siglas en inglés), que reúne a Estados Unidos, Canadá y México.
Trump exigió renegociarlo y amenazó con que EE.UU. se retiraría si no se alcanzaba un nuevo acuerdo que recogiera sus reivindicaciones.
Michael Camilleri, experto del centro de análisis Inter-American Dialogue (Diálogo Interamericano), no ve probable que las conversaciones en curso fructifiquen a corto plazo.
"La negociación no avanza bien", señala.
"Teniendo en cuenta las últimas declaraciones de Trump y Trudeau, y la probable próxima elección de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México, el futuro del NAFTA es ahora mismo bastante incierto".
¿Cómo se llegó a que EE.UU., Canadá y México organicen juntos un Mundial?
Camilleri explica que "esto se cocinó mucho antes de que se llegara al complicado contexto actual".
"Los planes y las propuestas vienen de las federaciones de fútbol de los tres países y en eso ha habido una cooperación constante que no se ha visto afectada".
Sin embargo, "para la FIFA es importante que las candidaturas tengan la bendición de los gobiernos".
Y, pese al tono de sus mensajes sobre mexicanos y canadienses, el presidente Trump envió cartas a Gianni Infantino, presidente de la FIFA, asegurándole que Estados Unidos permitiría el acceso a todos los deportistas, profesionales y aficionados que traería consigo la Copa del Mundo.
Esto alivió la preocupación que habían suscitado algunas de sus políticas, especialmente la migratoria, entre los encargados de elegir dónde se celebraría el Mundial.
"El apoyo del gobierno de Estados Unidos a la candidatura ha sido más que tácito, con pasos concretos del propio presidente", indica Camilleri.
Los promotores estiman que el evento dejará unos US$11.000 millones de beneficio a los organizadores.
¿Mejorará el Mundial las relaciones de Estados Unidos con México y Canadá?
Carlos Cordeiro, presidente de la Federación Estadounidense de Fútbol, se mostró exultante tras saber que su candidatura había sido la elegida.
"El fútbol es el único ganador. A todos nos une el fútbol", proclamó.
Los tres líderes políticos también celebraron la decisión de la FIFA.
Peña Nieto destacó que México será el primer país que acoge el gran torneo futbolístico por tercera vez.
El canadiense Trudeau tuiteó: "Buenas noticias esta mañana. La Copa del Mundo viene a Canadá, Estados Unidos y México. Felicitaciones a todos los que trabajaron duro en esta candidatura. Va a ser un gran torneo".
https://twitter.com/JustinTrudeau/status/1006891247737417728
Por su parte, Trump publicó en su cuenta de Twitter que "EE.UU., junto con México y Canadá, acaba de lograr la Copa del Mundo. Felicitaciones. Mucho trabajo duro".
Al contrario que Trudeau y Peña Nieto, Trump no acompañó su comentario de las banderas de los tres países organizadores.
Camilleri cree que la noticia de la llegada del Mundial "no va a resolver por sí sola los temas de migración que generan tensiones con México ni los asuntos comerciales que están en discusión".
Pero este experto sostiene que las últimas desavenencias "han hecho olvidar cuanto colaboran estos países en tantos temas" y la noticia mundialista puede ayudar a recordarlo.
"Es, al menos, una noticia positiva en un contexto difícil y, con el tiempo podría generar un ambiente positivo de colaboración entre los países implicados, sobre todo pensando en un futuro en que hubiera un nuevo gobierno en Washington".
Dado que la Constitución de Estados Unidos limita a dos el número máximo de mandatos del presidente, cuando en 2026 el Mundial llegue a Norteamérica, Trump ya no estará en el poder.