Ocho meses después de que terminara el Mundial de Fútbol en Rusia, miles de fans permanecen aún en el país organizador del evento.
Según las autoridades rusas, cerca de 5.500 hinchas que ingresaron al país con una Fan ID -una identificación oficial emitida para el torneo con toda la información de los aficionados y que servía a modo de visa- todavía siguen allí de forma ilegal, y por ello serán deportados.
La mayoría son hombres y provienen de Nigeria (la mayor parte), Bangladesh, Camerún, Sudán, Pakistán y Yemen, entre otros países.
Muchos viajaron con la única intención de presenciar el campeonato, pero otros "llegaron con la esperanza de obtener asilo y quedarse en Rusia de forma permanente, o viajar a Europa y solicitar asilo allí", le explicó a la BBC Evgeni Yastrebov, consultor en asuntos de inmigración del Comité de Asistencia Cívica, una organización que trabaja con refugiados en Rusia.
Sin embargo, añade, no han podido marchase a Europa porque no pueden cruzar las fronteras.
Sin dinero ni esperanza de recibir asilo
La situación para quienes se encuentran ahora varados en Rusia es compleja: por un lado no quieren regresar, pero por otro no tienen los recursos para autoabastecerse.
Tampoco hablan ruso, con lo cual la oportunidad de conseguir un trabajo es ínfima.
"Están atravesando grandes dificultades porque ahora es invierno y hace mucho frío. El gobierno no les ofrece ningún tipo de asistencia ni siquiera a aquellos que quieren solicitar asilo", dice Yastreboy.
"Algunos reciben dinero que les envían sus familiares, otros encuentran trabajos no oficiales. No les pagan mucho, pero algo es algo", continúa.
El pedido de asilo tampoco parecer ser una opción que vaya a llegar a buen puerto.
Según cifras oficiales, en 2017 Rusia otorgó estatus completo de refugiado a tan solo 33 personas.
Documento para llegar sin visa
Las Fan ID fueron creadas originalmente para facilitar el ingreso de los hinchas de fútbol.
Su validez estaba atada a las fechas del torneo, pero las autoridades la extendieron hasta finales de 2018.
Según informó el mes pasado el Ministerio del Interior, al terminar 2018, unas 12.000 personas se habían quedado en Rusia pese a que el documento había vencido.
Los servicios de seguridad lograron reducir este número a 5.500.
Las autoridades tienen previsto deportarlos a todos para fines de mazo.