Los caprichos suelen formar parte de la vida, pero para la mayoría de las personas hay límites en las cosas que se pueden permitir.

Algo que no frenó al empresario Sulaiman al Fahim, quien en 2009 decidió comprar el Portsmouth, uno de los clubes históricos del fútbol inglés que en ese momento deambulaba en la Liga Premier.

Al Fahim se presentó confiado en solucionar los problemas económicos del club del sur de Inglaterra y con la reputación de ser una de las personas que encabezó las negociaciones cuando el Abu Dhabi United Group adquirió el Manchester City en 2008.

Pero su fugaz aventura sólo duró seis semanas y tuvo graves consecuencias tanto para el Portsmouth como para él mismo, hasta el punto que sigue teniendo repercusión casi 10 años después de su paso por el club.

Este jueves, Al Fahim fue hallado culpable de falsificación, uso de documentos falsos y ser cómplice del robo de US$ 7 millones a su esposa para financiar la compra del equipo y fue sentenciado a cinco años de prisión.

La fiscalía confirmó que la esposa del empresario de 42 años comenzó a sospechar cuando descubrió que las ganancias que recibió no correspondían con las que esperaba de una cuenta con altos intereses que abrió 2009.

Ella contactó al gerente del banco, quien le fue dando vueltas al asunto pese a la insistencia de ella y su petición de movilizar la cuenta en septiembre de 2011.

Cuando decidió visitar el banco en persona, fue informada que en su cuenta no había dinero.

Después se dirigió al departamento de asuntos jurídicos y cuando no recibió una solución denunció el caso a la policía.

El Tribunal Criminal de Dubai también sentenció a cinco años de prisión al gerente del banco.

Promesas incumplidas

Cuando Al Fahim adquirió el club, por más de US$ 80 millones, Portsmouth se encontraba establecido en la máxima división del fútbol inglés. El año anterior había ganado la Copa de la Asociación y se había clasificado por primera vez en su historia a competiciones europeas.

Ni la venta de la mayoría de sus acciones 40 días después solucionó los problemas económicos que se hicieron insostenibles cuando el club perdió la categoría al final de la temporada.

Cuatro años después, el Portsmouth se había declarado en dos ocasiones en cesación de pagos, había sufrido tres descensos y cambiado siete veces de dueño.

A su llegada Al Faim declaró para la radio local Solent: "Para ser realista necesitamos construir un nuevo estadio y reforzar la plantilla y la academia de formación".

"Tenemos la esperanza de tener un nuevo campo en 2015 o 2016. Queremos establecernos para entonces como uno de los mejores ocho clubes", dijo convencido.

Promesa que nunca pudo cumplir.

Publicidad