Si hay una persona autorizada para hablar de Fútbol en Argentina es César Luis Menotti.

Sea por su trayectoria, su años ligados a la cancha, el título mundial de 1978 o simplemente por su manera de entender el juego del balón, el "Flaco" ha sido a lo largo de su carrera un referente en el fútbol mundial.

Pero ahora su palabra tiene aún más resonancia cuando se trata del complejo presente que vive la Albiceleste.

El legendario técnico fue nombrado esta semana como director de selecciones de la Asociación de Fútbol Argentino, la AFA, con el objetivo de enderezar el rumbo de una equipo que salió por la puerta de atrás del pasado Mundial de Rusia y que no celebra un título en más de 25 años.

Un desafío que Menotti asume consciente de la realidad que vive el fútbol de su país.

Así lo reconoció a pocos días de asumir su nuevo cargo en conversación con BBC Mundo, mientras se tomaba un café en pleno centro de Buenos Aires en el bar Saint Moritz, donde se sienta siempre en la misma mesa, como si fuera un banquillo.


Parafraseando a Carlos Gardel podríamos decir "36 años no es nada", en referencia a los años que usted estuvo ausente de la selección

¡En realidad son muchos! (ríe). Mi objetivo será el de ayudar a todos gracias a una experiencia en la cancha de 70 años para que volvamos a recuperar la identidad futbolística de este país.

En la senda del éxito se ha perdido la esencia del juego, y eso que se ha llegado muy cerca y con mérito a la victoria.

El tema es que hoy los jóvenes se van muy pronto de Argentina, y sobre todo los vendemos mal. Y lo mismo pasa con Uruguay.

Brasil es la excepción porque consigue vender a 40/50 millones, por no hablar de Neymar que salió por 100.

¿Cómo es posible que Argentina no encontró ni el buen juego ni la victoria pudiendo disponer de un jugador como Messi?

¡Pero Messi no es un equipo de fútbol! Si Messi jugara en el Verona o en el Alavés no sería campeón.

Messi es el mejor jugador del mundo pero necesita una orquesta, no puede tocar el bandoneón, el contrabajo, el violín y la trompeta.

Se trata de un jugador que además de ganar partidos ayuda a que su equipo gane pero Messi no defiende, no cierra en los córners. Pero si no hubiésemos tenido a Messi por ahí ni hubiésemos clasificado al último mundial.

¿Puede ser que la diferencia entre él y Maradona sea principalmente en el carácter?

Maradona fue un fuera de serie, un monstruo. No merece ninguna comparación porque los tiempos son diferentes.

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Diego hubiese sido mucho más con este reglamento de hoy. A Diego lo marcaban al hombre, le pegaban un montón...

¿Tuvo la impresión que la carrera de Maradona fue más corta de lo que hubiera podido ser?

Sin duda. A Diego lo asesinó la FIFA en el mundial de 1994. Él mismo lo dijo con su mejor frase de siempre "me cortaron las piernas", que fue como si a un músico le quitaran el violín por tomar un medicamento con efedrina.

Y lo arruinaron. Porque si no le hubieran hecho esto a Diego, él habría jugado hasta los cincuenta años gracias a su capacidad única de recuperarse de las lesiones.

Sin embargo parece que es imposible huir de algunas comparaciones en el fútbol.

Bueno es que siempre fue así. Primero fue Pelé con Di Stefano, después Cruyff con Pelé, después Messi. Lo que sí es que los cuatro reyes del fútbol fueron Pelé, Di Stefano, Cruyff y Diego. ¿Será Messi el quinto?

Hablando de mundiales. Usted fue el técnico de Argentina en dos ediciones: la del 1978, que se ganó sin Maradona, y la de 1982, en la que con Maradona no pasaron de la segunda fase.

El fútbol es así. Para ganar un mundial hay que tener buenos jugadores, un buen entrenador y por supuesto mucha suerte.

Como la que tuvo Italia, que ganó ese mundial con una suerte impresionante.

En el fútbol como en la vida la suerte es fundamental. Pero hay que jugar también, por supuesto. La suerte hay que ir a buscarla.

Usted lleva diez años sin entrenar. ¿Cuándo es que perdió las ganas de hacerlo?

¡Nunca! Perdí las ganas de convivir con la AFA desde el año 1982 hasta que me llegó esta propuesta. Manosearon y maltrataron a muchos entrenadores. Además había un cuadro que era mío ahí en el predio y que no me lo querían dar.

Hace unos años usted dijo que el fútbol se lo robaron a la gente. ¿Tiene la sensación de que hoy es peor?

No, al contrario. Sobre todo en Argentina veo una brisa nueva de entrenadores jóvenes que lo están haciendo bien.

{Guillermo Barros} Schelotto hasta hace poco en Boca y {Marcelo} Gallardo en River son jóvenes. Coudet de Racing y Almirón, que ganó con Lanús, también lo son.

El problema es que hoy en día vendemos mal nuestro producto: parece que vale más un jugador camerunés que un argentino. Es increíble, cada tres meses vendemos chicos como Lautaro Martínez y por menos de US$20 millones.

¡Este pibe de Boca que ahora se va al Borussia Dortmund {Leonardo Balerdi}! Acá aparece que un chico juega cuatro partidos buenos y lo venden. Y por eso tenemos los problemas que tenemos.

Es un problema económico entonces

También. Y le está pasando también a Italia. En los años '80 el Milan fichaba a Gullit, Rijkaard, el Nápoles compró a Maradona del Barcelona y a Careca. Ahora en Italia también hay problemas similares a los de Argentina.

Acá en Argentina algunos dicen que se estaba mejor cuando se estaba peor, es decir bajo el mandato de Julio Grondona

Es distinto. Grondona tenía el poder absoluto. Con él Argentina ganó dos mundiales, jugó otra final, salió campeona en un mundial juvenil. Y tuvo a Maradona, pero se olvidó del fútbol argentino y se dedicó a la FIFA.

En este contexto, ¿cómo valora el tema de los barras bravas?

No tienen nada que ver con la crisis del producto futbolístico. Los barras son un negocio menor, no se trata de la mafia. A los jefes de las barras los hacen aparecer como Al Capone pero no lo son.

Lo de poner Madrid como sede de la final de Libertadores pareció ser algo forzado.

En este caso hay que volver a plantearse la aplicación de un reglamento nuevo.

No puede ser que 60 mil personas en el estadio no puedan ver el partido por culpa de tres personas que estuvieron tirando piedras.

Como no puede ser que por un retraso de un minuto un entrenador tenga que sufrir una suspensión, como en el caso de Gallardo.

¡Si el técnico no juega! ¡Hay que modificar el reglamento de la CONMEBOL!

Hoy en día es paradójico que Argentina tenga un semillero de jugadores tan fértil pero no consiga convertirlo en éxitos con la selección

Últimamente los jóvenes cracks se van demasiado temprano de Argentina, mientras que antes eso no pasaba.

El mercado del fútbol mundial no lo pueden sostener ni Uruguay ni Argentina. Ahora acá se traen muchos jugadores de Colombia, por ejemplo.

Nosotros vendemos lo más rápido posible a un precio bajo y es obviamente una consecuencia de la crisis económica del país.

¿Cuál es el objetivo principal que usted se impone en su nuevo cargo?

Recuperar la identidad del fútbol argentino a través de la relación entre el futbolista y la pelota.

No podemos no fortificar esta relación y la del jugador con el público.

Es un caso único: Argentina ha construido estadios a dos cuadras de distancia, como los de Racing y de Independiente. En Argentina tenemos una cultura del fútbol única.

¿La pelota se manchó?

No. La pelota no se mancha. Solamente los grandes jugadores pueden hacerlo. Y nadie más.


 

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