La senadora de la UDI Luz Ebensperger es integrante de la comisión política de su partido, instancia que decidió, este lunes, demarcar que la campaña al plebiscito de salida por una nueva Constitución -planificado para el 4 de septiembre- este liderada principalmente por la sociedad civil.
—Las figuras políticas quedan en segunda línea según esta decisión de su partido. ¿Por qué se adopta esta estrategia?
—La decisión va en línea de lo que hoy pasa en la ciudadanía. Aquí no estamos en una elección de un candidato determinado, vamos a ir a un plebiscito que lo que se va a decidir es el rayado de cancha, una Constitución que nos va a regir por los próximos 30 o 50 años, por lo tanto, los ciudadanos son los que tienen que decidir. Y lo que los políticos debemos hacer es informar a la ciudadanía cuál es esta propuesta, qué contiene; debemos lograr que la ciudadanía esté plenamente informada de la propuesta de lo que va a ser la futura Constitución, en el caso de que se apruebe. Porque lo que establezca la Constitución va a afectar la vida de cada uno de los chilenos y del país en un horizonte muy largo de tiempo, por tanto, la gente no puede votar si no está debidamente informada. Al decir que queremos que sea la ciudadanía el principal actor en esto estamos apuntando a eso: los políticos tenemos la obligación de informar, de dar a conocer la propuesta para que la ciudadanía tome su propia decisión.
—¿Cuándo la UDI debiese tomar su postura institucional?
—Más que hablar del Apruebo o del Rechazo, lo que ahora conocemos de lo que sería la Constitución futura realmente es preocupante, no hay un sector que no hayan afectado de manera radical, hay un ánimo refundacional en todo. Si yo tuviera que votar ahora, no estoy de acuerdo con esta propuesta, creo que es una muy mala propuesta para el país. Se trata de escribir o reconocer derechos, pero también hay que ser claros con la ciudadanía y decir dónde están los recursos, porque el papel ya aguanta mucho. Yo podría escribir todo lo que la gente quiere en una Constitución, pero otra cosa es que este gobierno y los gobiernos futuros puedan cumplir con esas expectativas que esta Constitución está creando. El sueño de ‘la casa de todos’ ha quedado en el olvido.
—¿No ve que existe una presión de la ciudadanía para que los partidos tomen posturas oficiales?
—El presidente de mi partido, Javier Macaya, ha dicho que postura institucional habrá el día que tengamos el texto completo. Quedan pocas semanas, pero, claro, después viene el trabajo de armonización y una vez que tengamos el texto completo va haber una postura institucional, lo que no significa que no estemos trabajando en informar a la ciudadanía. Hoy se dan conversaciones entre nosotros y la ciudadanía respecto a lo que se ha ido aprobando.
—A la luz de las encuestas, ¿ve posible que gane el Rechazo?
—Es muy difícil tratar de aproximar un resultado, hemos visto en todas las últimas elecciones que las encuestas no necesariamente son un reflejo de la realidad, entonces, no me atrevería a dar una opinión, pero, claro, es un indicador que da a entender que la gente está preocupada del tema, se informa, y que hoy día ve que esta Convención tiene una desconexión total con la ciudadanía.
—De ser así, ¿cuál es la tercera vía que debe ofrecer el sector?
—Yo reconozco que la gente habló claro el 25 de octubre de 2020: dijo que quería una nueva Constitución. Ahora, esta tercera vía más que la ofrezca mi sector, es la que debe ofrecer todo actor democrático que quiere que nuestro país avance. En la eventualidad de que en el próximo plebiscito ganara el Rechazo lo que no puede pasar es que los sectores políticos creamos que volvemos al día anterior al estallido y sigamos todo igual, eso sería un desastre para nuestro país. Si ganara el Rechazo, al otro día hay que trabajar en el Congreso una reforma constitucional urgente, tomando lo bueno de esta propuesta, también de la de la Presidenta Bachelet, de lo que tiene la actual, de todas las ideas, incluso de las iniciativas populares y hacer una propuesta de nueva Constitución en el Congreso.
—Hay varias otras opciones sobre la mesa en vista de que el Congreso no tiene buena aprobación ciudadana, como por ejemplo, una segunda convención, un sorteo ciudadano, un comité de expertos, ¿se inclina entonces por el Congreso?
—Digo que es una buena opción, pero no me niego a estudiar cualquier otra. Lo que no puede pasar es que nos quedemos estáticos.
—En los partidos de centroderecha un número no menor se inclina por una segunda convención, pero electa con las reglas del actual Congreso...
—Podría la gente aceptar una segunda convención, pero si ya elegimos una Convención, hicimos el proceso, estamos viendo que no se dio resultado, que se gastó mucho dinero y si tienes en paralelo un poder legislativo que ya está financiado, ¿por qué no utilizarlo? La Convención Constitucional ha sido un fracaso, ¿por qué querríamos otra? Hemos visto revanchismo, odio, división, no sé si sea la mejor opción. Recalco: uno no puede descartar a priori nada, pero sigo pensando que el Congreso es la mejor opción. Cualquiera sea lo que se determine ya sea gane el Rechazo, en el tiempo menor corto posible hay que tener una nueva propuesta.
—¿Se debería someter a un nuevo plebiscito?
—La gente quiere una nueva Constitución, no me parece que tengamos que seguir gastando recursos en más plebiscitos.
—¿Cree que hay margen para un acuerdo previo e instalar una segunda papeleta?
—Ya estamos muy encima, lo veo muy difícil, estamos contra el tiempo para una nueva papeleta.
¿Inmovilismo legislativo?: “El gobierno se debe poner a caballo de los proyectos que hoy están en tramitación”
Luz Ebensperger en su rol de vicepresidenta de la Cámara Alta cumplirá una función crucial en la oposición, pues justamente el Senado es la única instancia donde la centroderecha tiene un espacio para poder influir en el curso de la política.
—¿Cómo debe ser el rol de la oposición en el Senado, dado que esta Cámara está “empatada”?
—Somos oposición y ya hemos asumido ese rol y lo seguiremos haciendo. Pero seremos una oposición absolutamente distinta a lo que fue la oposición al gobierno pasado. Nosotros vamos a ser una oposición dialogante, que va a buscar acuerdos y que siempre va a estar disponible para aportar en aquellos proyectos para mejorar la calidad de vida de los chilenos. No vamos a ser una oposición obstructiva, no vamos a negar la sal ni el agua. Uno tiene que marcar y señalar las cosas que creemos que se hacen mal, tenemos que dar nuestra opinión en todos y cada uno de los proyectos, vamos a tramitar todos los proyectos de ley del gobierno, pero vamos a analizar seriamente cada uno de esos proyectos y aportaremos a mejorarlos, aprobarlos o votar en contra.
—¿Hay sintonía en ese sentido con RN, Evópoli y el senador republicano?
—Estamos todos en la misma línea sin perjuicio que pueda haber diferencias. Conozco a todos los senadores y no creo que haya alguien que quiera aportillar el bienestar de nuestro país, y quizás habrá algunos que pueden que estén más a favor de proyectos del gobierno que otros. Recordar que en nuestro país no existen las órdenes de partido, todos somos libres, pertenecemos a un conglomerado, por lo tanto, pensamos todos más o menos igual y eso indica que vamos a trabajar generalmente bajo una misma línea.
—¿Se superó el quiebre en la derecha por el acuerdo administrativo del 11 de marzo?
—Creo que sí, eso se ve en las relaciones en el Senado, no obstante, RN va a ver este tema en su consejo general, así lo han anunciado, pero eso no ha influido en la relación y en el trabajo que realizamos día a día en el Senado. Yo puedo decir que hoy hay una relación cordial entre todos los senadores.
—Estos dos primeros meses de gobierno se ha criticado el llamado inmovilismo legislativo. ¿Cómo ha repercutido ese en el funcionamiento del Senado?
—Efectivamente no han ingresado nuevos proyectos al Senado. No siempre más proyectos o más leyes es lo mejor para el país, lo importante es que sean buenos proyectos. El Presidente Boric dijo que había terminado la instalación, han anunciado el ingreso de cuatro proyectos en mayo, pero tampoco hemos hablado de la reforma de pensiones, que debiese ser el foco más importante. En el Senado hay un proyecto de pensiones que lleva mucho tiempo parado siendo que es el tema que más preocupa a los chilenos, porque es una realidad, en este país las pensiones son miserables. Hay que avanzar en ese tema. Yo espero que más que proyectos nuevos, revise los que están, como por ejemplo, el de seguro de Salud, el mismo gobierno pidió tiempo para revisarlo, entonces, me interesa que aporten si tienen que aportar, que presenten indicaciones. La labor colegislativa del gobierno no puede parar por la instalación del Estado. Las necesidades de los chilenos siguen ahí y el Senado hace lo que puede, hemos estado aprobando los proyectos que estaban en tabla, hemos seguido estudiando los proyectos que ya estaban en las comisiones, pero es importante el rol del colegislador. El gobierno se debe poner a caballo de los proyectos que hoy están en tramitación, que vayan a las comisiones, que den opinión y que legislemos en urgencias.
—EN RN han propuesto que con las presidencias de la comisiones puedan desde la oposición plantear su propia agenda, ¿cómo lo ve en su rol de vicepresidenta de la Cámara Alta?
—En avanzar en proyectos de ley que ya están presentados, sí; en mociones parlamentarias, fantástico; pero en materias que son exclusivas del Presidente, no. Yo siempre he sido una de las parlamentarias preocupada de que se respete la Constitución y las leyes, y no voy a cambiar esa forma porque ahora soy oposición.
—¿Cómo ha visto el rol de su par, Álvaro Elizalde, en la moderación a la Convención Constitucional? Ese era el principal argumento que esgrimieron en su partido para el acuerdo administrativo...
—Tengo la mejor de las opiniones del presidente del Senado, Álvaro Elizalde; él ha tratado de realizar un buen trabajo en aquello que se comprometió y estamos trabajando a la par en la mesa. No hay mayores diferencias y creo que esas diferencias se verán cuando votemos proyectos en Sala. Hay una comunicación fluida y cada quien tiene su rol político. Respecto a cómo influir en la Convención pienso que es muy difícil hacerlo, dado los integrantes de la instancia. El senador ha hecho su trabajo, pero no sé si los resultados los mejores no por una falta de trabajo o gestión de él sino por cómo es la composición de la Convención, y que está muy ideologizada.
Migración: “Esa crisis puede ser un punto muy difícil para el gobierno”
—Usted somo senadora representa a la Región de Tarapacá, zona que hoy vive una importante crisis migratoria, ¿cómo ha visto el rol que está jugando el gobierno al respecto?
—El gobierno pasado fracasó en Tarapacá en controlar la crisis migratoria y este gobierno va por el mismo camino. Es lamentable. Yo fui de las senadoras oficialistas que criticó al gobierno pasado por lo que ocurre en mi región, que tiene una grave crisis migratoria y consecuencialmente una grave crisis de seguridad, y no veo mejoras. La migración descontrolada ha llevado a que haya delitos que nunca antes habíamos visto en nuestra región, vemos una cantidad de armas, granadas, en fin, secuestros. Hace unas semanas, los senadores del norte tuvimos una reunión con el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, donde se nos dio a conocer el plan para controlar esta crisis migratoria, que pueden ser todas medidas muy buenas, pero ninguna apunta al problema de fondo que es frenar la crisis migratoria.
—¿Y a qué debe apuntar entonces el gobierno en este sentido?
—Mi gran problema con este gobierno es que ellos no quieren frenar la crisis migratoria sino regularizar a todos aquellos migrantes que ingresan clandestinamente y eso es de una gravedad extrema, porque termina siendo un llamado a la gente para que siga viniendo, porque, total, no pasa nada. Yo voy una vez al mes a la frontera de Colchane y es un pasadizo, nadie logra entender qué es la frontera de Colchane si no está allá porque son 300 km de frontera que es muy difícil de controlar. Entonces, lo primero es expulsar a la gente que ingresa clandestinamente, debe haber sanciones para enviar señales. Yo escucho constantemente discursos de humanidad, pero la caridad empieza por casa, y primero hay que ser humanitarios con los cientos de tarapaqueños que están sufriendo día a día por consecuencia de esta migración clandestina. El gobierno confunde además refugio con ley migratoria, porque te dicen que las personas que ingresan las debemos acoger, porque vienen arrancando de la dictadura de Venezuela -y claro, comparto que hay que arrancar de Venezuela- pero todos los venezolanos han estado años de años fuera de Venezuela, llegan hasta con visas definitivas de otros países como Colombia, Ecuador, en fin. Entonces, hoy vienen a Chile porque creen que pueden tener una mejor calidad de vida y el gobierno busca acoger a esas personas vía ley de refugio, lo que no corresponde. Esas personas tienen que respetar la nueva ley migratoria y hoy el gobierno la está incumpliendo. Yo puedo entender que al gobierno no le guste la nueva ley migratoria, pero entonces presente un proyecto de ley y modifíquele. Y esa ley exige abrir procesos de expulsión a todas esas personas que ingresan clandestinamente. Yo le pido al gobierno que ordene la migración y que tenga una política clara, que distinga entre ley migratoria y ley de refugio y que resolvemos los problemas sociales de nuestros connacionales. Y una vez resueltos estos problemas, abramos las puertas y recibamos a todos aquellos migrantes.
—¿Cómo ve el rol de Monsalve en este tema?
—Ese día que nos reunimos con él, la ministra Siches entró a saludar, cinco minutos, y se señaló que el subsecretario Monsalve iba a estar a cargo del tema migratorio y con él tuvimos la reunión. A mí me preocupa que las medidas que se tomen sean las necesarias y que se atienda a una región olvidada.
—¿Cree que la migración puede seguir desatándose y sea el gran problema político de este gobierno?
—Si este gobierno no soluciona este problema, esa crisis puede ser un punto muy difícil para el gobierno. La gente que pide que se detenga la migración clandestina no lo hacen porque sean xenófobos, y eso a mí me molesta cuando los tildan así, porque lo que la gente está pidiendo es orden, que ingresen personas respetando la ley. Si el gobierno no logra retomar el orden, va a tener graves problemas.
—Está en la discusión el Pacto de Marrakech y la ausencia de Chile en este... ¿No debería sumarse?
—Se criticó mucho al Presidente Piñera por no firmar el Pacto de Marrakech y efectivamente es muy peligroso firmarlo, porque ese pacto establece obligaciones a los países en las que no distingue entre migración clandestina y legal, ese es el gran problema. Si Chile lo firma va a asumir obligaciones que después no va a poder respetar su ley migratoria. Le pediría que lean este pacto, porque pareciera que los que no estamos de acuerdo nos tildan de que no queremos la migración, pero todos sí queremos la buena migración. Me atrevo a decir que cerca del 70% de migrantes que están esperando en Colchane hoy día pertenecen al crimen organizado, tienen antecedentes penales, son delincuentes. Y un 30% son los que se autodenuncian, que se quedan en los albergues que tenía el gobierno pasado y que mantuvo el actual, es la gente vulnerable que sí ha venido a buscar una mejor calidad de vida y el resto pasa por el lado con sus maletas y paquetes que nadie revisa.