Rafael Prohens, senador de Renovación Nacional -que representa Atacama-, analiza el tono que ha adoptado, hasta ahora, la campaña del Rechazo de cara al plebiscito constitucional del próximo 4 de septiembre. En ese sentido, el expresidente de RN asegura que el relato debe ser construido a partir de la “esperanza”, sobre todo, dice, porque en estos 30 años el país progresó y ahora hay que estar abiertos a mayores cambios sociales. El parlamentario finalmente subraya que el proceso constituyente no tiene vuelta atrás y que, si gana el Rechazo, debe haber una nueva Constitución sí o sí.
—¿Cómo ha visto la estrategia de RN respecto a la campaña del Rechazo?
—El partido, como tal, no está metido al 100%, pero pienso que el Rechazo está a la defensiva, que la campaña aún adolece de esperanza. Es una campaña que está a la defensiva, porque la palabra Rechazo en general obliga a defenderse, pero nosotros tenemos muchas cosas por las cuales podemos sentirnos orgullosos, del sistema, de que sí podemos entregar una esperanza, una proyección, que sí podemos hacer crecer el país, que sí se pueden modificar algunas cosas para entregar más apoyo social a las familias. Esa esperanza puede ir en línea con el relato de que en estos 30 años el país sí se desarrolló y entonces este sería un segundo impulso a raíz de las protestas que surgieron en 2019. Si no entregamos esperanza, ¿qué entregamos? Yo insisto: tenemos mucho que ofrecer, hemos sido capaces, junto a la exConcertación y a la ex Nueva Mayoría, de construir el Chile de hoy que todos los jóvenes conocen. Y que no era el Chile mío cuando yo tenía su edad.
—El análisis en general es que las campañas de la derecha han estado enfocadas, a través de los años, más en el miedo que en la esperanza... ¿será posible, en esta oportunidad, revertir esa tendencia?
—Pienso que sí. Ya nos hemos tenido que enfrentar antes a un Sí o a un No, un Apruebo o Rechazo, que son palabras poco amigables para desarrollar las ideas. Nuestra desventaja es que el Apruebo entrega esperanza por sí solo, pero yo insisto: si uno mira estos 30 años en lo que fueron los gobiernos de la exConcertación, la derecha, la ex Nueva Mayoría, ve que el crecimiento de Chile fue bastante grande. La gente joven no sabe que en la época de los 70 solo había tres o cuatro universidades, en cambio, hoy hay un sinnúmero de posibilidades para estudiar una carrera profesional. Nosotros tenemos que ser capaces de defender los progresos que hubo durante los últimos 30 o 35 años, tenemos que ponerlos sobre la mesa y decir ‘te ofrecemos esto, pero mejorado respecto a lo que había’. Y esa mejora debe ir enfocada en ayudar a la gente vulnerable y de clase media que si bien durante estos años pudieron acceder a una mejor calidad de vida a través de autos, televisores, casas, nos faltó acompañar esas cosas de una mirada más social; mejorar el estándar de las casas, por ejemplo. Estamos capacitados para ofrecer esas alternativas con el Rechazo.
—¿Existe suficiente credibilidad? En su mismo sector han reconocido que se han opuesto a los cambios durante estos 30 años y que lo más simbólico fue la negativa a avanzar en el proceso constituyente de Michelle Bachelet.
—El Congreso de hoy es totalmente distinto al de hace unos años, muy distante de lo que fueron los primeros años del regreso a la democracia, cuando sí pasaba lo que tú dices. Hoy hay un Congreso que está llano a dialogar, a llegar a acuerdos, a transar ciertas cosas en pos del beneficio país. Hoy ya no se trata de trincheras sino de defender lo que es mejor para Chile y no desde la perspectiva solo mía sino de una mirada común que beneficie a la gente. Si no entendemos eso, estaremos mal encaminados. La derecha ha aprendido una lección dura, que debe estar abierta a los cambios, y quienes llegamos al Parlamento hace cuatro años -más lo que han llegado hoy- venimos con una percepción distinta a la estructura del pasado.
—En esa línea, ¿cómo ha visto el trabajo de la directiva de RN respecto a alcanzar el tono adecuado en la campaña?
—En el comité de senadores tenemos la suerte de conversar con Pancho (Francisco Chahuán, presidente del partido) todos los martes y allí le hemos planteado esto permanentemente y creo que el partido va a producir estos cambios que se necesitan. Porque no es por un sector, es por el país. Y si no entendemos eso, vamos a estar todos equivocados.
—¿No tiene reparos al enfoque que ha dado la directiva a la campaña del plebiscito hasta ahora? Se ha hecho ver que tanto el presidente de RN como el secretario general, Diego Schalper, tienen que mantener distancia dado que en 2020 fueron rostros del Rechazo.
—Yo no voy a criticar a la mesa, porque cuando fui presidente de RN me hicieron pedazos. Las cosas se hablan a puerta cerrada, no públicamente. Yo no le voy a mandar mensajes a la directiva por la prensa. Hoy la gente nos pide cambios, ser más transparentes, más comprometidos con la sociedad.
—Como expresidente de RN, ¿cuán conforme quedó con el voto político del consejo general al zanjar la postura institucional por el Rechazo?
—El punto dos, cuando se habla de que se establece el Rechazo, me hubiese gustado algo más explícito. Lo hice ver y dije que teníamos que explicitar que, si gana el Rechazo, la Constitución se va a cambiar igual, porque es un mandato del país que se hizo en octubre de 2020. Si se rechaza entonces no es que nos tengamos quedar con la Constitución hoy vigente... tenemos que redactar una nueva. Chile no nos pidió quedarnos con lo que estábamos, nos piden una nueva Constitución y en eso yo voy a estar siempre en la postura de cambiarla. Cómo cambiarla, bueno, eso será parte de la conversación posterior; lo que sí tengo claro es que la ciudadanía no confía en el Congreso para redactar una nueva Constitución.
—Finalmente en el voto político se optó por marcar una línea del “Rechazo” en vez del “no aprobar”, como lo hicieron esas semanas después personeros como Mario Desbordes y Manuel José Ossandón….
—Aquí hay algo claro: el 4 de septiembre habrá dos palabras arriba de la mesa Rechazo y Apruebo, por lo tanto, buscar subterfugios para que sea menos dura no tiene sentido. Yo voy a votar Rechazo, porque nosotros sí podemos ofrecer algo mejor que el borrador que nos propone la Convención Constitucional.
—¿Se debe apurar la presentación de una reforma constitucional que establezca por escrito el camino a seguir si es que gana el Rechazo?
—Si se rechaza, entre gobierno y Parlamento tenemos que llegar a un acuerdo para redactar una nueva Constitución. Segundo, ponernos de acuerdo sobre quién la redacta: una nueva Convención o un grupo de expertos, como mayoritariamente aparece en las encuestas en cuanto a la preferencia de la ciudadanía. Cualquiera de las dos instancias debe tener un plebiscito de salida para que la ciudadanía sienta que la Constitución que se aprueba es de ellos y no de quienes gobiernan.
—¿Pero eso debe quedar establecido en una reforma constitucional?
—Basta con comprometer la palabra y cumplirla. Yo voy a exigir que si gana el Rechazo, se haga una nueva Constitución. Si los presidentes de partido además se han comprometido, ¿quién va a dudar de eso? Nosotros los parlamentarios no les vamos a permitir un camino distinto. La palabra empeñada para mí vale más que una firma.