El domingo recibieron la primera alerta. “Hagamos historia” se titulaba el video que el propio Presidente Gabriel Boric estrenó ante niños en La Moneda en el marco del día de los patrimonios. “El proyecto de nueva Constitución de 2022 fue escrito por 154 personas, y por primera vez en democracia, más de 15 millones podrán decidir si votan Apruebo o Rechazo”, se escucha en el video que relevaba el cariz histórico del proceso constituyente que tiene su plebiscito de salida el próximo 4 de septiembre.

La señal fue tomada de inmediato por la derecha: Chile Vamos y el Partido Republicano -por separado- activaron su ofensiva opositora y levantaron un oficio a la Contraloría General de la República. “Este plebiscito es demasiado importante para los chilenos para que el gobierno no entienda que tiene que cautelar ambas opciones por igual”, dijo la mañana del lunes el secretario general de RN, Diego Schalper.

El tema de fondo no era solo un eventual intervencionismo político de parte de La Moneda sino que un primer síntoma de la eventual “épica” de una campaña del Apruebo. “¿Se votará por el ‘proceso (histórico)’ o por el ‘producto’?”, era parte de la reflexión que surgía en el sector en medio del controvertido video.

¿El temor? Que una eventual épica del Apruebo pueda mover la aguja de las encuestas que, hasta ahora, muestran un sostenido respaldo al Rechazo. Sin embargo, existe una paradoja en la derecha: pese al apoyo que tiene su opción en los sondeos públicos -y privados- hay un pesimismo en el sector ante la complejidad que representa forjar un relato, un tono de campaña adecuado que culmine con el triunfo de un Rechazo a la nueva Constitución que redactó la Convención Constitucional.

Por ahora, se ven al menos tres flancos que podrían complicar el tono que adopte la campaña del Rechazo.

Esperanza versus Miedo

“Va a ser una señal de esperanza, porque el proceso constitucional no termina con el Rechazo”, dijo el presidente de RN, Francisco Chahuán, en Tele13 Radio, este lunes, al ser consultado por cuál será el tono de la campaña del Rechazo.

El desafío, coinciden en los partidos y entre los expertos comunicacionales del sector, será transformar un elemento negativo -“rechazar”- en una campaña positiva. Lo claro, dicen, es no cometer el error del plebiscito de entrada cuando la mitad de la derecha acuñó en el “Rechazo para reformar” y en la incertidumbre que podría generar abrir un proceso constituyente.

En ese sentido, el desafío será encontrar un tono adecuado -hasta ahora, dicen, lo han logrado con la idea de que ‘con el Rechazo no se termina el proceso constituyente’- que quede en manos de figuras creíbles de la sociedad civil. Ya el propio líder de la UDI, Javier Macaya, ha reconocido que su sector no tiene la credibilidad suficiente -tanto de la ciudadanía como de la centroizquierda- de que, efectivamente, post plebiscito adherirá a cambios. Esto, a la luz de la resistencia que ha permanecido en el sector ante reformas; el más icónico: el proceso constituyente que impulsó Michelle Bachelet en 2016.

Al respecto, Schalper, por ejemplo, ha apelado a que existe una generación sub 50 que sí se siente parte de la necesidad de los cambios que ha venido pidiendo la ciudadanía.

“Más allá de si el video de promoción del plebiscito es intervencionismo, el hecho es que para el Apruebo será más fácil construir un relato de campaña con épica y esperanza. Algo complejo para el Rechazo y desconocido para los ‘campañeros’ de la derecha más habituados al miedo”, escribió en su cuenta de Twitter el director de Criteria, Cristián Valdivieso, dando cuenta justamente de la encrucijada que vive hoy el sector.

Aunque el relato sea expuesto, durante la campaña, por actores de la sociedad civil -los partidos incluso planean entregar la franja al 100% a ese mundo-, están conscientes de que los dirigentes y líderes deberán darle sostenibilidad política al proceso.

“El relato de la campaña del Rechazo no debe tener un tono de miedo o incertidumbre, tienen que identificar un elemento conductor que apunte a la tranquilidad. El Rechazo debe buscar otros códigos comunicacionales que apunten a que rechazar genera más tranquilidad o estabilidad para el país y que, eventualmente, da una salida a que se inicie un nuevo proceso. Eso será difícil para la derecha, porque prácticamente todas sus campañas han sido en esa tónica del miedo. La campaña del Sí y el No en 1988 justamente fue esperanza versus miedo y siempre la esperanza frente al miedo gana”, comenta a T13.CL el director de Activa Research, Ramón Cavieres.

La épica que pueda alcanzar el Apruebo, en ese sentido, encuentra eco en que se imponga públicamente el mensaje de la generación Millennial, como ocurrió con el triunfo de Gabriel Boric. Es decir, dicen en la derecha, el temor de que el grupo que tomó visibilidad en “el estallido social” busque aprobar el plebiscito para culminar definitivamente en el triunfo de su generación. No pasó desapercibido que en la cuenta pública presidencial, Boric apuntara al menos unas tres veces al 18 de octubre de 2019. “El estallido social no fue un evento aislado: fue una explosión de múltiples malestares y descontentos que fueron ignorados o minimizados por décadas”, dijo el mandatario.

El director de Tuinfluyes.com, Axel Callís, pone otro punto sobre el debate: “El Rechazo ha crecido independiente de la derecha y eso hace más complejo construir el relato”, comenta a T13.CL y añade: “La derecha se tiene que cuidar de las Fake News, porque a veces se hace mucha campaña del miedo, yo he visto algunos videos que están enfocados al miedo, y el miedo sirve para un público determinado, pero no para los jóvenes ni para segmentos más informados. Ya vieron cómo le fue a Kast”.

La encuesta Cadem de la última semana de mayo recoge entre sus consultados los sentimientos que le provocan la nueva Constitución. “¿Qué sentimiento le produce la propuesta de nueva constitución elaborada por la Convención Constitucional…?”, es la pregunta, que arroja un 56% hacia el sentimiento de temor/preocupación, un 40% esperanza y 4% no sabe/no responde.

Si bien es tentador ese 56%, en la derecha miran con cuidado ese resultado porque relevan que hay un público joven que no suele aparecer en estas encuestas y que a la hora de la elección es un gran movilizador.

El abanico del Rechazo

Con todos los antecedentes sobre la mesa, existe otro factor que ha enredado la definición del tono de la campaña del Rechazo: las distintas “audiencias” que se identifican bajo este mismo paraguas. Ni siquiera hay un número fijo de grupos, pero sí hay ciertas ideas claras, como por ejemplo, que hay un “rechazo amarillo” que no se sentaría a la mesa con un “rechazo patriota” a discutir bajo un mismo relato, porque, entre otras cosas, las razones de rechazar el texto son distintas.

Por lo pronto se identifican algunos grupos. Primero: el que votó Rechazo en primera y ahora también lo hará, pero aunque eso esté claro, dicen, hay que cuidar que esa gente no se resiente por la campaña “amarilla” o “blanda” que pueda adoptar la derecha tradicional. Ese grupo, dicen en Chile Vamos, debería estar cubierto por la campaña del Partido Republicano. Segundo: quien no votó en el plebiscito de entrada y ahora sí lo hará, dado que es una elección obligatoria. Tercero, los indecisos. Y esos que aún no se deciden, a su vez, algunos tiene propensión tanto al Rechazo como al Apruebo. La pregunta surge asimismo si ese grupo podría actuar solo por rebelión hacia la figura de los políticos.

“Las encuestas muestran esperanza para el Rechazo, pero preocupa un dato, que no es menor: hay un gran porcentaje que se identifica hoy con el ‘no sabe/no responde’ y esa audiencia es clave, sin embargo, no es la derecha la llamada a hablarles sino más bien la sociedad civil”, dice el diputado de RN Miguel Mellado.

Los partidos están levantando información y datos para lograr llegar a esos distintos grupos, con diferentes sensibilidades. Lo cierto, dicen, es que la clave será llegar con contenido “cotidiano” a la gente: mostrando con ejemplos cómo le podrá afectar a su vida o rubro ciertos aspectos de la nueva Constitución propuesta. En los partidos confían en que se creará un buen “comité editorial” que zanje claramente palabras clave y palabras prohibidas sobre todo para la franja televisiva.

“Si la derecha se va en la dura -y dice que todo lo del borrador está mal- evidentemente le va a ir mal porque nadie piensa eso: hay algunas cosas que gustan y otras que no, entonces, van a tener que generar un tono moderado porque las campañas se ganan siempre en la moderación y no en el extremo”, comenta Callís.

La puesta en escena de los partidos

Este sábado los partidos de Chile Vamos se definirán institucionalmente -y por separado- ante el plebiscito de salida del 4 de septiembre. Sus consejos generales sesionarán de manera simultánea e intentando plasmar en sus votos políticos la parte más difícil: el contenido -“el apellido”- del Rechazo que intentarán promover.

La directiva de RN, por ejemplo, ha socializado el voto político con los extimoneles de partido y, por lo pronto, los lineamientos apuntan a situarse en el Rechazo, pero, a la vez, se debe, dicen, “renovar el compromiso democrático” por una nueva Constitución. Asimismo, algunos son partidarios de que se mandate a la directiva que dirigen Chahuán y Schalper a lograr un acuerdo político para ver el camino a seguir post plebiscito.

La UDI, por su parte, también ha descartado un “rechazo a secas” y en la interna recalcan que ha habido consenso en seguir la línea que ha planteado públicamente el senador Macaya: sostener que la Constitución del 80 ya cumplió su ciclo y que se debe estar abiertos a los cambios constitucionales. En ese sentido, la UDI dejaría plasmado en este consejo la actuación clave de la sociedad civil.

En tanto, en Evópoli, el joven partido liberal, también se ubicarán en el Rechazo, pero recalcando su “compromiso histórico” con las reformas constitucionales, dando como ejemplo que participaron del proceso constituyente de Michelle Bachelet a través de los cabildos ciudadanos autoconvocados.

Si bien está planeado que Chile Vamos institucionalmente fije una postura común este fin de semana -justamente para que se evite comunicacionalmente un Rechazo a secas”-, luego, dicen, el sector debe volver a su segunda línea. Ya ha causado molestia, por ejemplo, en RN, que Schalper saliera a abordar públicamente el tema el fin de semana pasado, pues, dicen, es reconocido como el guaripola del Rechazo en el plebiscito de entrada.

Hasta ahora, además, descartan un comando centralizado del Rechazo que agrupe a todos los partidos políticos de la derecha; porque, dicen, la amplitud tiene que ser el motor en cada una de las acciones. Eso sí, será inevitable que Chile Vamos y el Partido Republicano se sienten a la mesa en momentos de zanjar la participación en la franja televisiva. Si bien aún no es un hecho que vayan a actuar en conjunto, una razón de peso es que tendrán más recursos monetarios para crear ese contenido.

Aunque el pesimismo es el sentimiento mayoritario en el sector, varios dirigentes recalcan que, esta vez, no hay que ir a “salvar la estantería” o ir en busca de un resultado ajustado, sino que correr con mente ganadora. Para, en ningún caso, repetir el 80/20 del 25 de octubre de 2020.

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