-¿Ves señales preocupantes respecto de la libertad de prensa y de expresión? El gobierno ha hablado de un manual para el conflicto mapuche y migración. Además, una parte importante de la Convención tiene una mirada negativa sobre la prensa nacional.

-Digámoslo de otra manera: no me parece que lucháramos contra Pinochet para esto. Pero las cosas son cíclicas: hoy es barato pegarle a la prensa; mañana, ya veremos. En todo caso, hasta aquí el balance objetivo es este: según la ministra Siches, el manual es interno y la Convención aprobó un artículo sobre libertad de expresión que es el mejor de los que se han presentado, con la salvedad de su incomprensible último inciso.

-Faride Zerán, nueva presidenta del CNTV, dijo que había que desconcentrar los medios, porque estaban en manos de unos pocos, y que faltaba más medios públicos y mayor pluralidad. Que si era necesario, habría que hacer una ley de medios. ¿Qué te parecen esas declaraciones?

-Cuestión de percepciones. El principal medio del país, que sigue siendo TVN, es público.

-Has escrito sobre la Convención de manera bastante crítica. Se esperaba que el pleno tuviera un efecto moderador. ¿Ha cumplido ese rol o ha sido menor a lo esperado?

-No creo haber sido tan crítico con la Convención como con su trato a los periodistas. Lo dije tempranamente y me retaron. Respecto del pleno, hasta aquí, ha moderado por la vía del rebote. Es como un frontón. No sé si tiene otra.

-Muchos que votaron apruebo se han visto sorprendidos por la alianza entre pueblos originarios y extrema izquierda. ¿Era algo que esperabas? ¿Cómo crees que se dio este fenómeno?

-Creo que lo que nadie esperaba eran los alineamientos en bloques. Hay muy poca liquidez en la Convención. Se ha convertido en una institución que no se parece a ninguna otra. Las votaciones se mueven en paquetes, con pocas excepciones. Parece haber muy escasa autonomía individual.

-El ecologismo, el feminismo y el indigenismo han sido muy efectivos en instalar sus miradas. Los convencionales de estas corrientes tienen posgrados en Chile y afuera. ¿Quizá esto revela un factor académico o universitario, donde son fuertes esas tendencias?

-Diría más bien que son tendencias mundiales. Son parte de un movimiento generacional global, que está empezando a experimentar el poder. Me parece que, despejada la humareda, parte de estas tendencias van a quedar, porque forman parte de un nuevo paso civilizatorio.

-Otro grupo que irrumpió el Convención fue el de los independientes. Justamente uno de los aspectos complejos que plantean convencionales es la de incorporar a movimientos sociales a un mismo nivel que los partidos. ¿Qué riesgos para la democracia representa?

-La Convención es el producto de un sistema electoral único. Es la única institución elegida con esas normas. Por eso no se parece a nada. Pero esa no es una virtud por sí misma. Para decir que uno es el lindo y todos los demás son feos hay que ser algo más que narcisista.

-El nudo de la Convención es la Comisión de Sistema Político, cuyas propuestas tras meses de reflexión fueron desechadas como un guiso incomible (en palabras de Renato Garín). ¿A qué se debe este desencuentro? ¿Al veto a la derecha y poca valoración al diálogo?

-Lo único que refleja es la bajísima disposición a llegar a acuerdo, a conceder. La democracia es un sistema muy frustrante cuando estás tan seguro de tener toda la razón.

-¿Confías en que el trabajo constituyente vaya mejorando o ya es muy difícil esperar un texto  armónico y viable? ¿Poner las fichas en la armonización es ingenuo?

-A la armonización ya se le pusieron límites: es sólo una correctora de pruebas. Veo a muy pocos preocupados por la armonía o por la viabilidad. A la mayor parte le ha importado más hacer statements. La mayor anomalía de la Convención es su aversión a los liderazgos. Para los ciudadanos de a pie, que no tienen acceso a la cocinería de los grupos, la expresión más clara fueron las votaciones para elegir a esta segunda mesa, una verdadera “noche de los cuchillos largos” donde se destazó a numerosas figuras significativas.

-Al parecer, hay dos almas al interior del gobierno: el FA+PC y el PS o ex Concertación, que también se reflejan en la Convención. ¿Esto augura una tensión permanente?

-Si lo medimos por la primera semana de gobierno, sin duda que es así. Pero a veces los gobiernos superan los primeros tropiezos; otras veces conviven con ellos de manera inarmónica, como fue la Nueva Mayoría.

-Izkia Siches refleja tal vez el alma más de izquierda, como se pudo observar en sus declaraciones en Icare. Criticó la justicia, los fondos individuales, etc. ¿Abre flancos innecesarios o es una estrategia que le habla a una parte del electorado?

-Si me exiges, lo que veo es a Siches un poco apurada por tomar el liderazgo del gobierno. El Ministerio del Interior es un lugar peligroso, conviene ser prudente.

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