Alhuén Antileo Navarrete, 58, nació en 1964 en Temuco. Pasó su adolescencia en Suiza, donde su familia estuvo exiliada. Allá se sumó a las Juventudes Comunistas (JJCC), a las que seguía perteneciendo cuando volvió a Chile a los 21 años, en 1986.

Entró a estudiar historia en la Universidad de Chile y se sumó a una “unidad de combate” de la facultad, que organizó una toma donde fue detenido.

Ese fue uno de los hechos por los que, ha dicho, fue invitado a integrar el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). Ha asegurado que dejó el FPMR al retornar la democracia, en 1990. Entonces comenzó su activismo mapuche.

“Ayudé a formar algunas organizaciones en Santiago, también en la Octava y Novena Región. Fui fundador de Meli Wixan Mapu acá en Santiago y de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) en la Octava y Novena”, dijo en una entrevista grabada en 2014 para el Museo de la Memoria.

Fue vocero de la CAM, que en 1997 inició los ataques incendiarios de los grupos radicales con la quema de 3 camiones en Lumaco. Luego se distanció de la vía autonomista del grupo radical, que considera que los atentados armados (que denominan sabotajes) son una vía excluyente lograr lo que denominan control territorial. Antileo se acercó en cambio a la vía institucional, alejándose de los postulados de Héctor Llaitul (actualmente en prisión preventiva y esperando su juicio por infracción a la Ley de Seguridad del Estado).

Licenciado en derecho, en 2015 presidió el directorio de la desaparecida Universidad Arcis.

Corrió en un cupo para la Convención Constitucional, obteniendo 7 mil 78 votos, insuficientes para obtener uno de los 7 escaños reservados para el pueblo mapuche.

El acuerdo constitucional de diciembre estableció que no habría escaños reservados como en la desaparecida Convención —cuya propuesta fue rechazada en el plebiscito del 4 de septiembre—, sino que estos tendrían una representación proporcional a los votos que obtuvieran en la elección de consejeros. En la discusión parlamentaria se criticó que en el proceso anterior hubo propuestas maximalistas sobre materias indígenas e ideas que causaron resistencia como la plurinacionalidad y el pluralismo jurídico.

Se acordó que los potenciales cupos indígenas se sumarían así a los 50 consejeros elegidos en el proceso regular. La ley 21.533 publicada en enero fijó que “si dicha suma representare un porcentaje igual o superior al 1,5% respecto de la suma total de votos válidamente emitidos en la totalidad de las 16 circunscripciones no indígenas del país al Consejo Constitucional, la circunscripción nacional indígena elegirá un escaño, el que se asignará a la candidatura más votada”.

Esta alta vara hizo desistir a eventuales postulantes, y derivó en que sólo se presentaran 3, de los cuales el Servicio Electoral dejó a 2: Antileo y al profesor de educación intercultural, Julio Marileo.

En abril de este año Antileo explicó a Radio Universidad de Chile por qué decidió postular al nuevo proceso. “Lo peor sería no hacer nada, no participar en nada”, dijo el presidente de la Plataforma Política Mapuche, formada en 2017 para incidir en procesos eleccionarios. “Si es que llegamos al Consejo Constitucional y se plasman 4 o 5, 6 o 7 artículos relativos a pueblos indígenas, ya eso es una ganancia respecto de otros sectores del país. Ya sería algo”.

El Servel informó el domingo que hubo 9 millones 795 mil 741 votos válidamente emitidos, lo que fijó un piso de 146 mil 936 votos (equivalentes a un 1,5%) para sumar un cupo indígena a los 50 consejeros.

Con el 99,89% de las mesas escrutadas, Antileo había obtenido 160 mil 716 votos, suficientes para entrar como el consejero número 51 al proceso.

Publicidad