Metro acostumbraba a participar en las carreras. Pero esta actividad le provocó lesiones en las rodillas.
Su nuevo dueño, Ron, que sabía que la enfermedad acabaría por matarlo, decidió pasar más tiempo con él y le enseñó a pintar.
Metro demostró no sólo pasión por el arte, sino también un curioso talento.
Gracias a la venta de los cuadros del caballo, Ron pudo pagarle un nuevo tratamiento experimental que mejoró enormemente su estado de salud.
Metro vive feliz y no deja de producir "obras de arte".
Mira cómo lo hace.
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