Así que una mañana tomó una decisión drástica: agarró su computadora, su ropa y sus zapatos, los empacó en una bolsa impermeable y se fue al trabajo… pero por el río.
David vive en Múnich, al sur de Alemania, y, especialmente en los meses del verano boreal, nada por el cauce del río Isar unos 2 kilómetros para llegar a su oficina.
Antes de salir, David tiene en cuenta la temperatura y la corriente del torrente que atraviesa la ciudad para decidir qué tipo de traje de baño se pone.
Por supuesto, esta manera de viajar para llegar al trabajo causa risas entre los vecinos y saludos ocasionales desde la ribera del río.
“Aunque mis compañeros se ríen cuando me ven pidiendo un cappuccino en el bar en la mañana vestido con mi traje de baño, algunos de ellos ya me han acompañado para saber cómo es la experiencia”, cuenta el narrador.