Dos ciudadanos rusos realizaron un experimento social en una calle de Suecia, país donde hay un preocupante registró de ataques sexuales. Estacionaron un auto y cubrieron sus vidrios de forma sospechosa, para luego poner una grabación en la que una mujer gritaba y suplicaba por ayuda, simulando un forcejeo.
El resultado de la prueba fue lamentable: el 85% de las personas no se detuvo ni intervino, mientras que el 15% de los transeúntes intentaron hacer algo para salvar a la mujer.
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