Fue un caso descubierto prácticamente por casualidad. La confesión espontánea del homicidio de un recién nacido en el contexto de un ritual sectario, puso el nombre de Antares de la Luz en boca de todos. El niño era su hijo y tras lanzarlo a una hoguera huyó a Perú donde se vio acorralado y decidió quitarse la vida.
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