Los guardias de diversos centros comerciales del sector oriente lo conocían como "manos de seda". Su habilidad para abrir las carteras de mujeres y sacar las llaves sin que se dieran cuenta era infalible. Con total tranquilidad llegaba hasta los estacionamientos de shoppings en Vitacura y Lo Barnechea buscando los vehículos sus víctimas para arrancar. Llegó a robar más de una decena de camionetas. Pero la suerte se le terminó y hoy arriesga pasar 15 años tras las rejas.
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