Los últimos dos años han golpeado duro a Iquique. Porque más allá de la pandemia, la capital de la región de Tarapacá se convirtió en el epicentro de la inmigración ilegal, y también refugio de las más peligrosas bandas delictuales como el "Tren de Aragua". Pero nada de eso nos puede hacer olvidar que es una ciudad que continúa encantando, por sus joyas ocultas al turista tradicional y por su exquisita gastronomía.
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