Les clonan sus patentes y sin haber pasado por ninguna autopista, decenas de cuentas les llegan a su casa. Es tal la desfachatez que los autos ni siquiera se parecen pero de nada sirve, las víctimas de esta duplicación terminan debiendo altas sumas, sin poder demostrar- aún pasando por la fiscalía- que ese no es su vehículo. Son decenas los que terminan pagando ante la nula respuesta de las concesionarias: Un calvario de deudas que no son suyas.
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