En 1.800 kilómetros, apenas dos controles. Uno aleatorio saliendo de Santiago; otro más profundo, pero ya casi llegando a Iquique. Un equipo de T13 comprobó en un viaje de 50 horas la escasa fiscalización en carretera para los buses interregionales, además de la proliferación de prácticas tan peligrosas como impresentables en plena pandemia.
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