La rabia y la impotencia es lo que abunda en decenas de familias de Los Ángeles, que se sienten engañadas por una inmobiliaria y una constructora, en cuya propiedad hay un senador de la República. Al igual que cientos de miles de chilenos, se esforzaron para tener una vivienda que fuera supuestamente digna y hoy es tan grande el daño estructural de las casas, que temen que ante el primer temblor se vengan abajo.
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