Cada vez que uno transita por las autopistas urbanas, paga, y en ese valor está incluido no solo el derecho a transitar, sino también a hacerlo en forma segura, con capacidad de reacción frente a imprevistos y señaléticas que alerten -por ejemplo- si un vehículo viene contra el tránsito. Eso es precisamente lo que mantiene en disputa a las rutas concesionadas y a los familiares de quienes perdieron la vida o quedaron gravemente heridos en accidentes de este tipo.
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