En tiempos de elecciones, estamos acostumbrados a ver los más grandes centros de votación y lo que ocurre en Santiago o capitales regionales. Pero hay otro Chile, mucho más remoto y aislado, que vive de una forma distinta este particular año eleccionario. Para ellos la participación es vital, porque aún tienen esperanzas en que alguna vez sus necesidades -tan simples como evidentes- sean promesas que se cumplan
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