Valparaíso vive un verdadero asedio. Por un lado, delincuencia, por otro, un profundo daño patrimonial. Los vecinos denuncian abandono y descuido de una ciudad que se transforma en una metrópoli fantasma por las noches.
Pudimos constatar robos de día a mano armada, vándalos que rayan muros recién pintados y tráfico de drogas, en lo que produce en sus habitantes una sensación de inseguridad constante.
Pudimos constatar robos de día a mano armada, vándalos que rayan muros recién pintados y tráfico de drogas, en lo que produce en sus habitantes una sensación de inseguridad constante.
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