Cuando el cine de ficción creó Chappie en 2015, lo hizo pensando en un futuro donde los robots sienten y razonan como los humanos. En Nueva York se tomaron esta película muy en serio, logrando que los robots sean capaces de razonar como lo haría una persona. Aún lejos de la posibilidad de sentir emociones, esta tecnología plantea enormes desafíos técnicos, pero principalmente éticos y morales por su alcance a futuro
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