“Dicen que la historia no se repite, pero rima. Ya el año 2005 Michelle Bachelet enfrentó a la parte más tradicional de la clase política con conceptos como el “Gobierno ciudadano” o la “paridad de género”, y enfrentó un primer año muy difícil de Gobierno con la "Revolución Pingüina" y el Transantiago, lo que motivó a medio andar un cambio y un ajuste de gabinete brusco, incorporado a figuras como Edmundo Pérez Yoma o José Antonio Viera-Gallo. Y aunque no necesariamente por esas razones, culminó su primer mandato con una popularidad que nunca habíamos visto en la historia de Chile.”
“Cuatro años más tarde, una Michelle Bachelet más empoderada más segura, gana tranquilamente las elecciones, diseñando un Gobierno, una estética y un gabinete que nuevamente chocó con las limitaciones políticas, económicas y sociales que impone la realidad. Y enfrentada nuevamente a las dificultades, repite el libreto. Y como buena hija de militar, que no recoge heridos y no mira hacia atrás, se despachó a sus tres más importantes colaboradores, nombrando en Interior y en Hacienda a dos personas más proclives a la Concertación que a la Nueva Mayoría”.
“No sabemos si la historia se va a repetir. Es muy probable que este cambio alcance simplemente, para que este Gobierno llegue con lo justo. La paradoja es que la parte de la historia que sí podría nuevamente venir a nuestros ojos, es que Michelle Bachelet termine entregando la banda presidencial a Sebastián Piñera”.
