“Gobernando la ambigüedad. Así podría llamarse el desafío que tiene por delante la Presidenta y su equipo político después del anuncio que hizo, luego de un extenso consejo de gabinete, que la implementación del programa presidencial como estaba concebido no sería posible en lo que resta de su gobierno”.
“Las cifras económicas, indudable y explícitamente, son las que llevaron a la mandataria a tomar esta decisión, que es razonable y que es positiva para el país. Sin embargo, coloca su gestión en la resolución de una ecuación que es bastante compleja”.
“Por un lado, la reactivación de la economía requiere necesariamente señales claras que van más allá que el simple abandono del programa presidencial. La reactivación económica requiere enmendar la reformar laboral. Probablemente requiere corregir la reforma tributaria y requiere también señales más explicitas de que el camino que se había tomado inicialmente es incompatible con el crecimiento del país”.
“Por otro lado, los sectores más de izquierda de la Nueva Mayoría y que justifican la existencia de este pacto como tal y su denominación, tienen que exigir porque en ello se va su propio proyecto político, el cumplimiento del programa. Sólo un discurso ambiguo que no toma partido ni por una posición ni por otra claramente, podrá intentar el gobierno para salvar este complejo dilema”.
