El caso de Rodrigo Avilés fue uno de los ejemplos que mencionó el enviado especial de la ONU en Chile, para cuestionar con dureza las normas chilenas y el manejo de la policía en el control de manifestaciones. Maina Kiai, relator de las Naciones Unidas, entregó un negativo diagnóstico: “Aún persisten ciertos vestigios de la dictadura”.
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