El geoglifo más grande del mundo está en Chile, en la región de Tarapacá. Pese a su importancia patrimonial son muy pocas las personas que lo conocen y, peor aun, quienes lo visitan no hacen más que destruirlo. Para proteger a esa "representación de un dios aimara", el gobierno entregó su cuidado a la comuna de Huara, quienes desde ahora, se harán cargo de el "gigante de Tarapacá".
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