Conforme aumentan los delitos violentos en el país, las autoridades siguen con preocupación un fenómeno latente en otras naciones: el uso de armas hechas con impresoras 3D. Aunque la nueva ley de control también las incluye, su fiscalización es compleja. Es difícil identificarlas mediante detectores convencionales y los planos para construirlas circulan en internet.
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