La muerte de su pequeña hija por causa de un conductor ebrio motivó a dos padres a crear una fundación para ayudar a otras víctimas de accidentes viales en el país. Después de 4 años, la Fundación Emilia ha apoyado a miles de familias chilenas. El problema es que ahora no tienen recursos para seguir funcionando más allá del 31 de diciembre.
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