Durante 21 años fue la profesora de religión de un liceo de San Bernardo y de un día para otro, se le prohibió hacer clases por su orientación sexual. Sandra Pávez se jubiló en enero y nunca más pudo entrar a una sala. Una historia que parece sacada de otro siglo y donde la corte interamericana de Derechos humanos decidirá si condenar o no al Estado de Chile
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