Hace ya varios años que los chilenos se reconocen buenos para el mate. Una infusión que no sólo se ha popularizado, también se diversificó de acuerdo a las exigencias de sus consumidores. Hoy el mate se puede beber frío, caliente y hasta con leche. Pese a que persiste su sabor clásico y tradicional, cada vez son más los que lo prefieren aromatizado.
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