En 2015, un control rutinario terminó con un subteniente de Carabineros herido de gravedad que hoy permanece en estado vegetal. Su agresor fue condenado a 41 años, porque la ciencia aplicada en la investigación, logró demostrar que el delincuente atacó al carabinero a sangre fría y no para defenderse, como mintió el agresor en su declaración.
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