6.500 millones de pesos, ese fue el patrimonio que pudo obtener un ingeniero informático que formó un imperio en el mundo del portonazo y la venta de vehículos robados en nuestro país. Hay 500 víctimas, muchas de ellas atacadas por menores de edad a quienes les pagaban 2 millones de pesos por cometer estos delitos
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